martes, 17 de octubre de 2017

Era Rajoy - Año 5 - Día 328

Puigdemont como Judas volvió a negar la independencia por segunda vez haciendo honor al nombre que le han empezado a poner en la redes sociales anglosajonas, "Fudgemont", mientras iniciaba una endeble relación epistolar con Mariano Rajoy con la esperanza de alargar la situación de limbo durante los próximos meses. El problema radica en que los dos monstruos alimentados por Puigdemont, "Los Jordis", y la engranada Justicia española por Mariano Rajoy ya tienen vida propia, y probablemente tampoco puedan ya pararlos. Parece que un mandato judicial (solo espero que esté bien fundamentado por las repercusiones que va a tener para la Historia de España y Europa) puede echar por tierra cualquier atisbo de solución negociada y convertir lo que hasta el momento era un acto de pura ficción propagandística en una verdadera revolución de independencia. En este momento crucial, si nadie se desdice a nivel internacional de lo anteriormente dicho, el único futuro que le espera a Cataluña si consigue independizarse es convertirse en una erial económico (la estampida de empresas a partir de las próximas horas va a ser brutal y el turismo puede simplemente desaparecer), amén de abocarse a una pronta guerra civil por la fractura social creada. Mi consejo, visto lo que está pasando en estos momentos con los kurdos, es que Puigdemont convoque elecciones y no se tire al monte junto con la CUP. La independencia low cost simplemente ha muerto. Y aunque no se hable, esa independencia de Eslovenia en la que se ven reflejados los independentistas catalanes se llevó por delante vidas humanas, pocas (78), pero vidas humanas de verdad para tratar de conseguir el sueño de formar parte en algún momento de la Unión Europea, todo lo contrario de lo que quieren ahora (o acaso alguien espera que España acepte el reingreso de Cataluña en la Unión Europea). En fin, "Mariano Rajoy puede haber conseguido sin hacer prácticamente nada, fiel a su estilo sea dicho de paso, llevarnos en sus 5 años y 328 días en el poder a los momentos más aciagos de la historia democrática de España".

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