La disrupción de Microsoft

El evento de presentación de Windows 10 empezó como todos esperábamos, con la convergencia casi total de sus dispositivos (habrá un Microsoft Office 2016 al estilo tradicional, que son las empresas las que pagan las licencias, no se puede matar la gallina de los huevos de oro), al más puro estilo Apple, con opciones de continuidad entre dispositivos, Cortana para todos (lo que implica que veré también a Siri en mi iMac en la próxima versión de OS X) y aplicaciones universales. Pero la sorpresa llegó al final con la presentación del fascinante Microsoft HoloLens.

Microsoft HoloLens es un dispositivo tan asombroso que cuesta creer que sea posible que lo lancen en un futuro cercano, pero Microsoft dice que se encontrará dentro del ciclo de vida de Windows 10 (o sea, que como mínimo en 2016). Vaya por delante que aunque su funcionamiento resulta flipante según las personas que lo han probado, ni se acerca por asomo a la perfección vista en este vídeo de demostración que a todos nos hace babear (Microsoft siempre ha sabido vender sus futuros productos, aunque sus directivos se han apresurado a decir que ha sido cuestión de semanas):

Pero dudo mucho que Microsoft después de los sonoros fracasos del Zune o Surface se vaya a dedicar a vender vaporware. Son siete años de desarrollo en completo secreto para pergeñar un dispositivo único, adelantado a su tiempo, obviando lo atajos tomados por otras empresas. Un concepto sustentado en parte en tecnologías ya maduras. Al fin Kinect sirve para algo de verdad y Cortana tiene un futura espectacular. También explica ciertas compras, como Minecraft, que resultaban casi incomprensibles.

Han creado una realidad aumentada holográfica altamente usable con posibilidades casi infinitas. Me imagino a Radiactivo-man sumergido en el salón su casa en la exploración de los más minimos detalles de la misión Apolo como si se encontrase en la luna o a Darkel rellenando infinitas pizarras mientras vuelve a ver de reojo una película de Béla Tarr. Las partidas de rol nunca volverán a ser las mismas.

Microsoft, si acierta con el precio, ha dado con el dispositivo disruptivo del final de la década. Ahora mismo, vista la experiencia pasada con el iPhone y el iPad, estarán temblando en los despachos del resto de grandes corporaciones. Lo tiene todo y al resto probablemente ni se le había pasado por la cabeza crear un dispositivo de estas características.

En fin, dejando a parte que me encantaría ver las especificaciones de ese HPU que va a obrar semejante maravilla, para cerrar este artículo sólo decir que "no pienso interpretar el papel de Gargamel en mi futura aldea de los pitufos holográfica, por mucho que esa posibilidad esté pasando por la cabeza de todos vosotros".