Mientras Trump se dedica a torturar niños de 7 años (es triste que semejante noticia llegue al conocimiento del gran público), Putin, como buen ex-agente del KGB que es, se dedica con sus exiguos ingresos (Rusia, al igual que le pasaba a la Unión Soviética, se encuentra en las últimas) a afianzar los pilares de la Guerra Fría 2.0 que está a punto de llegar. Reconquistada Siria y conservando sin problemas aparentes sus dos puertos con acceso al Mediterráneo ha llegado el momento de reforzar la defensa estratégica. Y como dice el dicho: “La mejor defensa es un buen ataque”; los ingenieros rusos han decidido construir un misil hipersónico (mach 5), Avanguard, que en principio superaría cualquier sistema antimisiles pergeñado por los norteamericanos:
Bueno, está por ver si son capaces de desarrollarlo completamente y ponerlo en servicio, pero en mi caso lo que más me ha fascinado ha sido la sala de guerra desde la que Putin visualizó el lanzamiento, mucho más moderna y fastuosa de lo que me esperaba:
Por cierto, “al final los rusos encontraron una nueva utilidad para Kamchatka aparte de ser un casilla importante en el RISK, la de ser un vertedero de pruebas balísticas”.
El salon de la Play.
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