Los cabreos eficientes

En los últimos días me he dado cuenta de que a veces un cabreo mejora la eficacia de la gente. Problemas repetitivos que un principio parecen irresolubles provocan que el encargado de solucionarlos tome decisiones drásticas que permitan acabar con ellos de raíz.

El otro día se me averió el teléfono. Era capaz de realizar llamadas pero no recibía las que me hacían. Llamé al servicio técnico, hacia las siete de la tarde, y una señorita bastante simpática me dijo que comprobaría el estado de mi línea. Además me pidió un segmento horario donde me encontrase seguro en mi casa para una posible visita del técnico (le dije que por la tarde). Obviamente me esperaba lo peor visto lo que suele pasarle a otros usuarios (aunque siempre he tenido un servicio excelente con mi compañía).

Bueno, por lo visto mi caso fue asignado rápidamente a un técnico de mi ciudad que estuvo intentando llamarme tanto por la tarde como por la mañana del día siguiente siguiente, con resultados infructuosos. Ahora bien, el mosqueo debía de ser mayúsculo dado que en sus intentos hasta me cambió de par en la central (con la debida desconexión de la red) y que se presentó en mi casa, sin previo aviso, a las diez y media de la mañana con un teléfono nuevo. Después de hacer un par de pruebas a la línea, simplemente lo cambió y solucionó el problema de raíz.

Lo mejor de todo es que su ofuscación trajo de premio un regalo insospechado. Mi conexión ADSL mejoró: 1,3 Mbits más de descarga y el ping bajó de 87 ms a unos no despreciables 52 ms (esto último hace que la carga de las páginas web haya mejorado drásticamente).

Por otro lado, parece que el mismo cabreo afectó a nuestro ministro preferido, Pepiño Blanco. Harto de las exigencias de los controladores aéreos, mientras España es atacada por todos los flancos posibles (parece que el lunes va a estar de saldo para que sea comprada por el ogro chino), ha decido acabar con el problema de raíz también. Mediante el sacrosanto BOE, privatización encubierta de AENA y que estos se entiendan con ella. El actual convenio se convierte en cenizas, porque si se atreven a ir a la huelga ésta puede contratar los esquiroles que le dé la gana en Europa (es lo que pasa cuando cobras más que un francés, un inglés o un alemán por hacer el mismo trabajo. La verdad es que esto parece el principio de un chiste).

En resumen, "asombrosamente y contra todo pronóstico, un cabreo puede llevar a tomar decisiones difíciles en primera instancia y contradictorias con el dogma, pero que mejoran la eficiencia en términos absolutos".