Resulta tan inconcebible que cuesta creer que realmente no vivamos inmersos en una especie de culebrón latinoamericano. Si ayer nos acostábamos con la certeza de que Mariano Rajoy nos gobernaría con puño de hierro los dos próximos años, ahora con condena de la Gürtell de por medio, la caja B del PP afianzada judicialmente, Barcenas con tres décadas de cárcel por delante (no me quiero imaginar lo que ocurrirá cuando active el ventilador de mierda interna) y una sentencia que tacha de mentiroso al propio Mariano Rajoy la izquierda se ha encontrado con un capital político impensable 24 horas antes. Una izquierda que malvivía enfrentada a unas encuestas totalmente desmoralizantes que la atenazaban completamente. Ha llegado el momento de la gran decisión de Pedro Sánchez, presentar o no presentar una moción de censura es la cuestión. A favor una anonadada opinión pública y la posibilidad de retratar a Ciudadanos en lo que más les duele. En contra la posibilidad de caer en una lazada de falsas promesas por parte de Albert Rivera que lo lleve a ser más intrascendente de lo que es ahora (cuesta creer que pueda serlo más, pero los agujeros políticos lo son). Por cierto, si yo fuese Albert Rivera la presentaría mañana mismo para poner a los dos partidos de izquierda en un brete imposible, o él o Mariano Rajoy. En fin, "quién iba a decir ayer que esto ocurriría, pero el marcador sigue avanzando y ya van 6 años y 184 días".
Que vuelve a ganar, que ya está escrito en el firmamento.
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