Hace más de un año que Donald Trump ganó las elecciones y lo que parecía una presidencia cuando menos errática, que si amenazo a Corea del Norte o pongo aranceles a las aceitunas negras españolas, se ha trastocado en las últimas semanas en el comienzo de una pesadilla mundial. Con el veto migratorio ya en sus manos vía Supremo ha empezado a aplicar su surrealista programa electoral (ya sé que cuesta creer en estas tierras que un político haga eso, pero parece que puede ocurrir) y entre las primeras medidas se encuentra reconocer Jerusalén como capital de Israel, pura dinamita para la precaria estabilidad de Medio Oriente. Así que quedando por delante todavía más de 3 años de la Era Trump (suponiendo que no renueve en el cargo) todo es posible, "incluidas un par de guerras, una de ellas para impedir un impeachment".
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