miércoles, 2 de septiembre de 2009

En septiembre, como siempre, un examen

Pueden cambiar las puertas del instituto, puede cambiar el equipo directivo, puede cambiar el aspecto de la sala de profesores, pero lo que no cambia nunca es mi asombro durante el examen que hago de recuperación en septiembre.

La verdad es que he mejorado en algo la estadística del curso pasado. Si en el examen de septiembre de curso pasado aprobé a un alumno de los 30 que tenían pendientes la asignatura (de los cinco presentados, solo éste entregó los ejercicios de recuperación que había mandado para el verano), en esta ocasión han sido dos de 17 (los únicos que se han presentado).

En fin, poco puedo hacer por aprobar a un alumno si éste no se presenta físicamente al examen. Las preguntas que siempre me hago al acabar una jornada como ésta son: "¿son realmente necesarios los exámenes de septiembre? ¿Era errónea la LOGSE en su planteamiento de eliminarlos? ¿Los padres se preocupan por la educación de sus hijos?"

6 comentarios:

  1. Calla, mala persona. Gracias a los benditos exámenes de septiembre no voy a repetir.

    No pude hacer unos cuantos exámenes ni de los normales ni luego la recuperación de junio, cosas de los ataques de migraña.

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  2. Los exámenes de septiembre pertenecen a ese momento grandioso en el que te puedes tirar de los pelos y rasgar las vestiduras, como Andrómaca... Es un subidón de adrenalina en estado puro. No te quejes.

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  3. Los exámenes NO MOLAN tíos.
    Si quiero un subidón de adrenalina me tiro en paracaidas o hago puenting.
    Pero no pienso en hacer exámenes.

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  4. Como que no molan??
    Tu nunca has sentido ese bendito subidon de adrenalina al resolver una derivada imposible, o ese aumento hormonal externo cuando descubres que la velocidad de la luz es la respuesta al maldito problema de fisica?
    mmmm fiiisicaa

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  5. No lo he sentido.
    Más bien he sentido ganas irreflenables de asesinar... pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.

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