La ciencia ficción en la realidad (23): El exoesqueleto

A pasos agigantados se van acercando algunas de las innovaciones planteadas por los escritores de ciencia ficción más valientes (aquellos que no se pierden en desmesurados diálogos y evitan las descripciones). Obviamente algunas de ellas tienen que estar relacionadas con el ejército (sobre todo con el de los Estados Unidos, que es el que más invierte en el tema).

Podrías pensar que este tipo de inversiones sacan lo peor de la imaginación de los ingenieros, aunque la historia ha probado que la mayoría de ellas encuentran sus contrapartidas civiles en poco tiempo (Internet, radar, control automático, ingeniería química, etc).

El caso que hoy nos ocupa es el de los maravillosos exoesqueletos que suelen llevar las tropas que se ven en las ambientaciones futuristas con las que hemos crecido. Estos convierten a simple soldados en superhombres capaces de las mayores proezas. Un ejemplo de lo que digo es el último desarrollo de la empresa Raytheon, el XOS 2, que es presentado por el actor Clark Gregg, el policía de la infumable "Iron Man" (2008) (curioso que esté cerca el estreno en DVD de la segunda parte, publicidad es publicidad), en el siguiente vídeo:

Las referencias cinematográficas que se me ocurren en primera instancia (voy a pasar de la que me proporciona la empresa por considerarla simplemente demencial) son los que se pueden ver en "Final Fantasy: la fuerza interior" (2001) (bastante inútiles por cierto):

Y los que se pueden ver en "Avatar" (2009), la última gran superproducción de James Cameron (una evolución de los exoesqueletos que se podían ver en "Aliens, el regreso" (1986)), tan grandes como una casa:

En fin, un poco de parafernalia militar que sólo tiene sentido si el enemigo no posee la misma tecnología, "si no una simple lucha de titanes ocurriría y los pobres civiles, nosotros, saldríamos escaldados, cuando menos, de esa contienda de unos dioses que en principio nos deberían defender".