Ya era hora que recuperase esta vieja sección de nuevo. Hoy de nuevo nos sumergimos en una genialidad del maestro Kubrick, un asiduo de esta sección. Entre sus obras maestras se encuentra el final, mejor dicho, el epílogo de la ya mítica "¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú" (1963).
Caída ya la bomba sobre la máquina del juicio final, asistimos a un diálogo en la sala de guerra entre el presidente de los Estados Unidos y el Dr. Strangelove, ambos interpretados por el siempre excelente Peter Sellers, donde este último desarrolla su idea de como podría sobrevivir la humanidad al holocausto nuclear que está a punto de acontecer. Toda ella está marcada por la hilaridad imperante durante esos duros años de la Guerra Fría (las barbaridades que se oyen no eran tan descabelladas en esa época como pueden sonarnos en la actualidad), además de los leves insertos nazis de la mano derecha del propio doctor o la actuación del embajador ruso.
Te dejo con esta maravilla en blanco y negro:
En fin, una pequeña nota de humor que en el fondo nos enseña como eran aquellos tiempos que pasaron a mejor vida, gracias a Dios, "donde la incertidumbre de una probable guerra nuclear se cernía sobre nuestros padres y abuelos".
La incertudumbre de una guerra nuclear sigue presente hoy en día amigo Chuchi. Tal vez han cambiado los "malos". Ya nos son los malvados soviéticos sino que ahora son los lectores de coranes. En fin, como siempre el mágnifico país de la libertad (ja) tiene que crear su archienemigo para poder de esta manera justificar su ingente presupuesto en defensa y así de paso joder al resto del mundo que sólo quiere que le dejen vivir en paz.
ResponderEliminarRealmente, ya no se trata de super potencias armadas si no más bien de la proliferación de paises con relativa estabilidad politico/económica y con potencia nuclear.
ResponderEliminarPakistan y la India (estos segundos no leen el coran, pero claro son aliados de los indios de america del norte) por ejemplo...