La conspiración Google

A raíz de la última compra de Google acaecida hace unas pocas horas y un atinado comentario que he leído en Internet se me ha ocurrido una hilarante teoría conspiranoica, de esas que hacen las delicias de los lectores más crédulos que rondan la Red. Aunque lo más gracioso del tema es que la voy a plasmar en uno de sus servicios, adquirido como no podría ser de otra forma en el ya lejano 2003.

En los dos últimos años hemos visto con cierto asombro a una especie de cambio de rumbo en Google. Si en un principio la mayoría de sus compras iban encaminadas a apuntalar los servicios más endebles que ofrecía (dígase, comprando pequeñas empresas de software que la complementasen), ahora asistimos con cierto estupor a la compra de empresas relacionadas con hardware que tiene una relación más que dispar con su negocio. Casi hay que buscarla leyendo entre líneas. Obviamente todo el mundo encuadra estas compras en un intento de diversificar sus líneas ya que la dominación del mercado publicitario en Internet vía buscador y sistema operativo móvil parece estar conseguido, poco más puede crecer si no quiere encontrarse con el puño de las autoridades antimonopolio.

Ahora bien, aunque esta teoría tiene bastante sentido en cuanto parece que está apostando por tecnologías con un gran futuro, se podría girar la tortilla y tratar de verlo de otra forma. Imagínate que la pareja formada por Larry Page y Serguéi Brin es equivalente a la formada por las mentes criminales más famosas de la historia del cine, Lex Luthor y Ernst Stavro Blofeld. ¿Qué necesitarían estos últimos para dominar el mundo del siglo XXI? Pues su lista de la compra sería algo como esto (entre paréntesis el servicio o empresa perteneciente a Google):

• Un entramado de empresas insertas en una oscura corporación que no desagregue las ganancias de sus diferentes activos (Google es esa empresa).
• Presencia global (Google la tiene).
• Laboratorios secretos diseminados por el planeta (Google los tiene).
• Un excelente servicio de espías para controlar todo lo que está pasando en el mundo (las arañas de Google en Internet son las que más han horadado la Red y casi todos los dispositivos móviles del mundo están a su servicio).
• Contratar a los mejores científicos del mundo en sus respectivos campos de trabajo (Google lo hace cuando puede).
• Archivos personales de las personas más importantes del mundo con información personal (los perfiles de Google+ cumplirían esta función).
• Una inteligencia artificial que permita eliminar el factor humano en la toma de decisiones (Google Brain, el Skynet al estilo Google).
• Un método efectivo para controlar los medios de comunicación (si no estás en Google Noticias no existes).
• Un ejército de robots inmunes a las plegarias de la resistencia (la recién comprada Boston Dynamics desarrolla robots para el ámbito militar).
• Un sistema de transporte autónomo (Google driverless car).
• Un profundo conocimiento del mundo y de sus líneas de transporte (Google Maps)
• Un sistema de defensa aérea (los drones solares de la recién comprada Titan Aerospace no son un mal comienzo).
• Un sistema de comunicaciones y vigilancia propio, no controlado por ningún gobierno (la compra de hoy del fabricante de satélites Skybox Imaging cumpliría de sobra esa función si lo unimos a Google Fiber).
• Independencia energética (los esfuerzos en alimentar sus centros con centrales propias de energías renovables irían encaminados a este fin).
• Buena prensa entre la mayoría de la población (el todo gratis de Google cumple esa función).
• Un gran arsenal de armas avanzadas (bueno aquí está el único punto que no cubre por el momento aunque si existe un rumor de que está desarrollando un sistema innovador de impresión 3D en sus laboratorios secretos).
• Engañar a los competidores (y lo están, con Apple comprando empresas de cascos, Facebook empresas de mensajería y Microsoft empresas de telefonía móvil)
• Y librarse poco a poco de yugo de los gobiernos (basta con dar publicidad a Snowden).

Bueno, creo que no me dejo nada, aunque para completar esta tarjeta malvada bastaría con que comprasen alguna pequeña empresa que esté fabricando microprocesadores y otra que esté creando mantos de invisibilidad (que las hay a porrones).

En fin, un simple divertimento a costa de la empresa que me permite comunicarte tan fácilmente. La única pregunta que surge es si ya ha nacido nuestro John Jandro O´Connor particular, "¿acaso es Jonathan Ive?".