Uno de los requisitos fundamentales de los grandes estudios a la hora de afrontar un gran proyecto (dígase cuando pagan mucho dinero por los derechos de un libro), es arroparlo lo mejor que pueden con un gran reparto. Es la táctica del doble seguro, sino funciona por la calidad del material, funcionará en la taquilla por la atracción de las grandes estrellas que se ven en el cartel. La película que hoy nos ocupa cumple a rajatabla este dogma, estoy hablando de "Los niños del Brasil" (1978).
Los niños del Brasil (1978)
Título original: The Boys From Brazil
Director: Franklin J. Schaffner
Guión: Heywood Gould (basado en una novela de Ira Levin del mismo título)
Música: Jerry Goldsmith
Fotografía: Henry Decae
Reparto: Gregory Peck, Laurence Olivier, James Mason, Lili Palmer, Uta Hagen, Linda Hayden, Steve Guttenberg
Sinopsis: El doctor Josef Mengele, conocido miembro del partido nazi alemán, se refugia en Brasil tras la caída del Tercer Reich. Allí, en Sudamérica, consigue reunir a un grupo de jóvenes, militantes del Tercer Reich, para trabajar en un misterioso proyecto en el que puede proseguir con sus aberrantes experimentos. Un joven americano, Barry kohler, contacta con el cazador de nazis Ezra Liebermann, quien empezará a investigar y descubrirá el terrible plan de Mengele.
La historia del cine a veces olvida a sus grandes creadores. Directores que tuvieron gran éxito en su época tanto de taquilla como de crítica, son olvidados con facilidad en las recopilaciones que hacen los supuestos expertos cinematográficos. Uno de ellos es Franklin J. Schaffner (1920-1989) (¿A qué no te suena de nada?), hijo de un par de misioneros, nació en Tokio, donde se crió. Años más tarde fue a los Estados Unidos a estudiar y cuando se encontraba en la Universidad estalló la Segunda Guerra Mundial, con lo cual se enroló en la Marina estadounidense. Acabada la guerra encontró empleo en el mundo de la televisión. Con el paso de los años empezó a destacar en la dirección de dramas televisados en directo (un género ya perdido), ganando un tres Emmy, uno por su adaptación de "Twelve Angry Men" (1954) dentro del famoso "Studio One" y dos por "The Caine Mutiny Court Martial for Ford Star Jubilee" (1955). Estaba claro que su salto a la gran pantalla era inevitable.
Hasta ahora, me imagino que, sigues perdido, pero si hacemos un pequeño repaso a su filmografía empezarás a darte cuenta de quien estoy hablando. Su películas más famosas son:
Vamos, que este director era alguien importante en su época y las películas que dirigió nos suenan a todo el mundo.
La película que hoy nos ocupa conjuga dos elementos que fundamentaron su fracaso y el estoque final a la carrera de Franklin J. Schaffner: la utilización de una novela del inefable Ira Levin (del que ya he hablado en: "Sesión de palomitas (17): La semilla del diablo"), con uno de sus argumentos más rocambolescos; y la presencia en el papel estelar de tres grandes estrellas que se encontraban al final de sus carreras, estoy hablando de Gregory Peck, Laurence Olivier y James Mason. Era como he dicho antes, el último canto de cisne de una forma de entender el cine.
Sobre el argumento no voy a hablar en este artículo, dado que cualquier indicación sobre él mostraría elementos fundamentales sobre la intriga en la que nos sumergimos durante su visión. Sólo decir que contiene un halo de modernidad casi impropio en una película de 1978.
En cuanto a la banda sonora, al igual que John Williams es el compañero habitual de Steven Spielberg, lo era Jerry Goldsmith para Franklin J. Schaffner. En esta ocasión nos deleita con una combinación de piezas propias junto con piezas clásicas, muy en consonancia con el tema tratado por la película. Valga de ejemplo este pequeño corte del principio de la película (sobriedad que últimamente sólo persigue Woody Allen):
Lo mejor de la película a mi parecer:
Lo peor:
Como siempre alguna curiosidad que rodea a la película:
Y para acabar el trailer original que se pudo ver en las salas estadounidenses:
Bueno, con este resumen acabo la vigésima proyección de nuestra sesión de palomitas. "La semana que viene nos sumergiremos con Orson Welles en el alcantarillado de la Viena de posguerra".
Título original: The Boys From Brazil
Director: Franklin J. Schaffner
Guión: Heywood Gould (basado en una novela de Ira Levin del mismo título)
Música: Jerry Goldsmith
Fotografía: Henry Decae
Reparto: Gregory Peck, Laurence Olivier, James Mason, Lili Palmer, Uta Hagen, Linda Hayden, Steve Guttenberg
Sinopsis: El doctor Josef Mengele, conocido miembro del partido nazi alemán, se refugia en Brasil tras la caída del Tercer Reich. Allí, en Sudamérica, consigue reunir a un grupo de jóvenes, militantes del Tercer Reich, para trabajar en un misterioso proyecto en el que puede proseguir con sus aberrantes experimentos. Un joven americano, Barry kohler, contacta con el cazador de nazis Ezra Liebermann, quien empezará a investigar y descubrirá el terrible plan de Mengele.
La historia del cine a veces olvida a sus grandes creadores. Directores que tuvieron gran éxito en su época tanto de taquilla como de crítica, son olvidados con facilidad en las recopilaciones que hacen los supuestos expertos cinematográficos. Uno de ellos es Franklin J. Schaffner (1920-1989) (¿A qué no te suena de nada?), hijo de un par de misioneros, nació en Tokio, donde se crió. Años más tarde fue a los Estados Unidos a estudiar y cuando se encontraba en la Universidad estalló la Segunda Guerra Mundial, con lo cual se enroló en la Marina estadounidense. Acabada la guerra encontró empleo en el mundo de la televisión. Con el paso de los años empezó a destacar en la dirección de dramas televisados en directo (un género ya perdido), ganando un tres Emmy, uno por su adaptación de "Twelve Angry Men" (1954) dentro del famoso "Studio One" y dos por "The Caine Mutiny Court Martial for Ford Star Jubilee" (1955). Estaba claro que su salto a la gran pantalla era inevitable.
Hasta ahora, me imagino que, sigues perdido, pero si hacemos un pequeño repaso a su filmografía empezarás a darte cuenta de quien estoy hablando. Su películas más famosas son:
- "The Best Man" (1964). Donde seguía la vida de dos candidatos antagónicos a la presidencia de los Estados Unidos, con guión de Gore Vidal y de protagonista el sempiterno Henry Fonda.
- "El señor de la guerra" (1965). En la que un Charlton Heston en plenitud de facultades se divierte por la Francia del siglo XI.
- "El planeta de los simios" (1968). Repite con Charlton Heston, pero ahora en un futuro dominado por los simios. Una de las películas con mejor final de la historia del cine y un gran éxito de taquilla que daría lugar a varias secuelas y una serie.
- "Patton" (1970). El gran éxito en su carrera, con Oscar incluido, donde un excepcional, podría decirse casi sobrenatural, George C. Scott da vida al general americano del título. Por cierto, el guión es de un jovencísimo Francis Ford Coppola.
- "Papillon" (1973). El drama carcelario por excelencia, donde la pareja Steve McQueen y Dustin Hoffman tienen uno de los mejores duelos interpretativos de los que tengo constancia. Por cierto, mejor que nunca te encarcelen en la Guayana Francesa.
- "La isla del adiós" (1977). Donde vuelve a reunirse con George C. Scott para rodar en una ambiciosa e incomprendida película la novela autobiografía inacabada de Ernest Hemingway.
- "Los niños del Brasil" (1978). Su última superproducción digna de reseñar, un canto crepuscular a una forma de entender el cine que estaba desapareciendo a causa de las jóvenes promesas, Steven Spielberg y George Lucas.
Vamos, que este director era alguien importante en su época y las películas que dirigió nos suenan a todo el mundo.
La película que hoy nos ocupa conjuga dos elementos que fundamentaron su fracaso y el estoque final a la carrera de Franklin J. Schaffner: la utilización de una novela del inefable Ira Levin (del que ya he hablado en: "Sesión de palomitas (17): La semilla del diablo"), con uno de sus argumentos más rocambolescos; y la presencia en el papel estelar de tres grandes estrellas que se encontraban al final de sus carreras, estoy hablando de Gregory Peck, Laurence Olivier y James Mason. Era como he dicho antes, el último canto de cisne de una forma de entender el cine.
Sobre el argumento no voy a hablar en este artículo, dado que cualquier indicación sobre él mostraría elementos fundamentales sobre la intriga en la que nos sumergimos durante su visión. Sólo decir que contiene un halo de modernidad casi impropio en una película de 1978.
En cuanto a la banda sonora, al igual que John Williams es el compañero habitual de Steven Spielberg, lo era Jerry Goldsmith para Franklin J. Schaffner. En esta ocasión nos deleita con una combinación de piezas propias junto con piezas clásicas, muy en consonancia con el tema tratado por la película. Valga de ejemplo este pequeño corte del principio de la película (sobriedad que últimamente sólo persigue Woody Allen):
Lo mejor de la película a mi parecer:
- Las interpretaciones de Laurence Olivier como el cazador de nazis Ezra Lieberman y Gregory Peck como el doctor Josef Mengele, aunque éste último tal vez un poco sobreactuado (muy en la línea de Jack Nicholson).
- La gran cantidad de localizaciones de la película, mucho mayor que la que puede darse en una película de James Bond.
- La presencia de una colección de secundarios inolvidables: Denholm Elliott ("En busca del arca perdida" (1981)), Bruno Ganz ("El hundimiento" (2004)) y Walter Gotell ("La espía que me amó" (1977)).
- Obviamente hay varias escenas que me impactaron. Sin descubrir la trama de la película citar las siguientes: el baile en Paraguay, la búsqueda del micrófono, la escena del embalse, la conversación en la prisión y el final con los doberman.
- Y por cierto, el niño interpretado por Jeremy Black, que da verdadero miedo en su único papel importante en su carrera.
Lo peor:
- El pobre James Mason se encuentra con un personaje bastante plano.
- El personaje de Barry Kohler interpretado por Steve Guttenberg parece de chiste (no me extraña que acabase haciendo "Loca academia de policía" (1984) y secuelas).
- La escena donde se nos muestra el paritorio es demasiado forzada.
- La presencia de los grupos extremistas judíos queda muy difusa.
Como siempre alguna curiosidad que rodea a la película:
- El verdadero Josef Mengele estaba vivo todavía cuando se estrenó esta película. Murió un año más tarde en Sao Paolo (Brasil).
- Laurence Olivier se basó en el cazador de nazis Simon Wiesenthal para preparar su papel.
Y para acabar el trailer original que se pudo ver en las salas estadounidenses:
Bueno, con este resumen acabo la vigésima proyección de nuestra sesión de palomitas. "La semana que viene nos sumergiremos con Orson Welles en el alcantarillado de la Viena de posguerra".
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