El final que se perdió

Y al fin llegó el día en que todas las incógnitas serían resueltas. Después de seis años en antena, abriendo en cada capítulo nuevas vías, haciendo sangrar los teclados de la mitad de bloggers de medio planeta (entre los que me incluyo), llegó el último capítulo de la exitosa (al principio, iba cayendo temporada a temporada) Perdidos, en riguroso directo planetario (aunque yo me esperé unas cuantas horas) por eso de la piratería (acabo de darme cuenta que estamos devolviendo la misma moneda con la que nos pagaron los ingleses hace tres siglos. Habrá algo de justicia poética en el tema. Bueno no quiero enfangarme en el tema). En fin, obviamente a partir de aquí empieza un enorme:

SPOILER

Bueno, como suponía viendo los últimos capítulos, los guionistas decidieron salirse por la tangente, solucionando todo el fregado que habían montado con un simple plumazo. Lo increíble es que necesitasen para ello más de 100 minutos (lo que explica su empeño en presentarlo para los Emmy, tamaño despropósito necesita el debido reconocimiento). ¿Cuál es la solución que han aportado? Pues recurrir a uno de los trucos más viejos que se recuerdan tanto en literatura (un compañero de Lengua y Literatura hoy me dijo que el recurso utilizado es el mismo que usan los alumnos de un taller de literatura) como en el cine (cualquiera te tenga algo de memoria audiovisual podría citar hasta una docena de ejemplos): "todo es una invención de un médico que acaba de sufrir un accidente aéreo y que trata de inventarse toda una realidad alternativa durante los breves instantes de su agonía para poder justificar tener una plácida muerte. Algo de así como la conversión del antihéroe en héroe mediante la confesión serial".

Obviamente los españoles conocemos un caso parecido, que desagradó a la mayoría del público, el de Los Serrano, cuyo final era simplemente el sueño de un protagonista. Aunque el final de Perdidos comporte con nuestra serie patria formalmente la misma inocencia formal: condensar una inmensidad de capítulos y tramas en un intervalo temporal imposible (algo así como si estos personajes tuviesen un cerebro positrónico); creo que el equivalente anglosajón del cual bebieron nuestros queridos guionistas fue de la excelente novela de Philip K. Dick llamada Ubik, con la que comporte más a nivel argumental de lo que jamás admitirán los guionistas.

En cuanto a la parafernalia religiosa que rodea a este final, poco que decir, ya que se trata de algo que aparece con demasiada frecuencia en este tipo de producciones procedentes del otro lado del charco (por ejemplo Battlestar Galactica). Está claro que quieren que no dudemos de que existe otra vida tras la muerte física.

No me alargo mas, salvo para después de dar tanta arena, dar algo de cal. Es verdad que todos los personajes no estaban muertos, "en eso no mintieron los guionistas, uno al menos estaba vivo y su paso por el mundo de los vivos dura unos cuantos minutos. Algo es algo".

Actualización: Bueno, según los propios actores, que no los guionistas, sólo la parte del mundo paralelo está en la cabeza de Jack, con lo que la parte de la isla es la realidad. Esto contradice todo el artículo que he escrito, aunque el final es mucho peor de lo esperado, si se toma por ese lado. Por cierto, en el DVD habrá un epílogo de 14 minutos contando las andanzas de Hugo y Ben al comando de la isla (otra estupidez).