El regalo de Disney

Entre tanta innovación técnica a veces se pierde de vista lo que se hacía bien en el pasado. En el caso del cine, tan amigo de abrazar cualquier nuevo avance, esta afirmación se hace cada vez más patente según van avanzando los fines de semana, que es cuando se estrenan las nuevas películas que nos harán soñar (o dormir, últimamente, vista la calidad de las nuevas producciones, se convertirá en un eficaz somnífero).

De ahí que me encante la iniciativa de los estudios más antiguos de Hollywood, Disney, de continuar realizando filmes con sabor añejo, huyendo de toda la parafernalia 3D que ellos mismos tratan de poner de moda gracias a la compra de Pixar y el estreno de producciones como "Tron Legacy" (2010). Pues un film como "Winnie the Pooh" (2011) es algo completamente inesperado:

Basta compararlo con la primera adaptación de la factoría (en forma de cortometraje), "Winnie the Pooh en el bosque encantado" (1968), para darnos cuenta que han tratado de preservar un estilo de animación que ya parecía abocado al olvido:

En fin, "sólo espero que vaya la suficiente gente a los cines para que sea rentable y no acaben con la animación clásica con la que me crié".