Ejercicio ficticio

Hoy sólo te voy a plantear un pequeño dilema que surge a raíz del Proyecto de Ley Orgánica para la mejora de la calidad educativa recientemente aprobado en el Congreso (que puedes consultar si eres valiente pulsando aquí). Supongamos que tengo un hijo que quiere cursar 1º de Bachillerato en la Modalidad de Ciencias en el centro en el que estoy trabajando, el cual tiene un número reducido de alumnos. A la hora de elegir asignaturas dado que aún no tiene claro va a estudiar en la Universidad escoge todas las asignaturas de opción de bloque (algo que es posible), para cubrirse las espaldas: Biología y Geología, Dibujo Técnico I, y Física y Química. Esto le obliga a elegir sólo 2 optativas entre: Segunda Lengua Extranjera I (Francés habitualmente), Materia de Ampliación de una opción de bloque, Tecnología Industrial I, Tecnologías de la Información y la Comunicación y Religión.

Hasta aquí no hay ningún problema, pero si sumamos los recortes acaecidos en los dos últimos años que obligan a que al menos 8 alumnos escojan una asignatura para que se imparta, otro gallo canta. Porque aunque las asignaturas anteriores parezcan tener las mismas posibilidades de que se impartan, basándose en el criterio de los alumnos, la realidad del entramado legislativo que han preparado los técnicos del ministerio queda desdicho después de un breve análisis:

• Segunda Lengua Extranjera I y Tecnologías de la Información y la Comunicación son asignaturas comunes a todos los bachilleratos, con lo que al menos se dobla el número de alumnos que pueden optar a ellas.
• Materia de Ampliación de una opción de bloque y Tecnología Industrial I son específicas del Bachillerato de Ciencias.
• Y Religión, además de ser común a ambos bachilleratos, tiene a su favor que es la única asignatura que no entra en la Evaluación final de Bachillerato (el equivalente a la Selectividad), y por lo tanto no se ve condicionada por esa prueba.

En resumen, visto lo visto, que le aconsejaría a mi hijo. Pues cursar sin dudar Religión para inflar la nota final del bachillerato (muy dura no será cuando es la única asignatura sin evaluación externa del sistema) y optar entre las cuatro restantes, aunque la fuerza de los números y de la desconocida hasta el momento dificultad de la Evaluación final de Bachillerato por lógica le llevará a encontrarse cursando o Segunda Lengua Extranjera I o Tecnologías de la Información y la Comunicación, que además al tener ambas continuidad en 2º de Bachillerato deja ya decidida la asignatura a examinarse en la famosa prueba, teniendo además la primera la ventaja de que se trata de una asignatura de conocimientos incrementales. Como has podido comprobar, al final, por mucho que se quejen los obispos, coger su asignatura es lo mejor por el dilema que te planteo a continuación.

El dilema en cuestión está entre escoger una asignatura rocosa como la Tecnología Industrial I que le prepararía para las asignaturas que se encontrase en una ingeniería, dilapidando tiempo y esfuerzo para una nota de lo más normal, o escoger Religión, que le permitirá obtener las tan ansiadas décimas necesarias para acceder a la carrera de su elección aunque estuviese peor preparado salvo en la moral cristiana, muy útil en el ámbito científico donde se movería mi hijo. "O sea, está entre no entrar mejor formado o entrar peor formado. Esa es el tipo de calidad que propugna a los cuatro vientos nuestro querido ministro"