El precio de cambiar de ecosistema

Como cabía esperar, mi artículo de ayer (véase: "La evolución del ecosistema") ha vuelto a activar (pensé en utilizar soliviantar, pero me parecía excesivo) a los comentaristas habituales de este blog. Cada uno muestra su opinión desde su situación actual, más bien desde el ecosistema en el que se encuentra y las necesidades especiales que tiene que cubrir sí o sí. Ahora bien, como ya deslicé en algún artículo anterior, cada ecosistema tiene sus ventajas y desventajas, que son harto conocidas por la mayoría aunque sigan anclados en uno de ellos sin haberse atrevido a catar los otros. Pero el artículo lo voy a enfocar desde una perspectiva completamente nueva, preguntándome cuánto me costaría cambiarme de ecosistema y qué tendría que sacrificar en semejante cambio.

Obviamente, cada usuario es distinto y tiene ciertas necesidades especiales que ninguna marca es capaz de suplir completamente por el momento. Está claro que Radiactivo-man necesita imperiosamente conectividad USB dado que nadie en su sano juicio quiere que exista una red Wi-Fi en una central nuclear (bueno, acaso Juan Raigada, por los jugosos guiones cinematográficos que permitiría), pero al mismo tiempo necesita una alta resolución y un formato específico de pantalla para consultar el tipo de documentos que necesita. Por contra, Juan Raigada necesita para editar sus cortometrajes un equipo y un sistema de extrema estabilidad que además tenga un flujo de trabajo óptimo que le permita olvidarse de tecnicismos y centrarse en lo que realmente le importa. Y así podía seguir toda la noche. Es imposible que nos pusiésemos de acuerdo en que es lo mejor, ya que no existe la solución definitiva, sino una aproximación para ella.

Ahora bien, centrándonos en mi caso particular y que es el meollo de este largo artículo. Hace cuatro años, por las razones que aduje entonces, me compré un iMac y diez meses más tarde, después de probarlo hasta la saciedad, me compré un iPad (el único tablet en el mercado que cubría mis necesidades por esa época), convirtiéndome en un usuario puro y duro del ecosistema montado por Apple. Y he seguido completamente feliz en el ecosistema, gastándome sólo por el momento unos 150 € entre aplicaciones y actualizaciones del sistema operativo, hasta ayer. Y es que como se ha revelado en la mayoría de foros de Apple, ésta nos ha metido a la mayoría de los usuarios en una extraña disyuntiva, sobre todo a los que teníamos todavía el iPad original. Nos ofrece actualizaciones gratuitas tanto del sistema operativo como de la suites iLife e iWork (este ha sido un extraño huevo de Pascua que ha surgido hoy), y permitiéndonos de paso utilizar las aplicaciones web gratuitamente, pero pagando como precio que nuestro viejo iPad ya nunca volverá a sincronizarse mediante iCloud. ¡Vamos! Un regalo envenenado en mi caso particular.

Y seguro que alguno dirá que le den a Apple, lánzate como venganza a uno de los otros dos ecosistemas con futuro, el binomio Linux-Android o el propuesto por Microsoft. ¡Qué son mucho mejores! Bueno, dejando a parte los eslóganes que suelen esgrimir los fanboys o los haters de cada ecosistema, vamos a realizar una pequeña simulación basándonos en si me quedo en el ecosistema de Apple o me lanzo completamente a otro de los ecosistemas (ya sé que existen soluciones híbridas, pero sería casi imposible considerar todas).

Mis necesidades básicas y particulares basándome en el uso diario que hago de ambos equipos, el iMac y el iPad, son (entre paréntesis la aplicaciones que utilizo actualmente): paquete ofimático compatible entre tablet y ordenador (iWork), aplicación de gestión y retoque de fotografías sencilla (iPhoto), virtualizador de sistemas operativos (Parallels), revista para seguimiento de blogs (Flipboard), programa de edición de vídeo profesional (Final Cut), conectividad con un cañón de proyección y conectividad USB con mi videocámara. Las demás puedo suplirlas con aplicaciones gratuitas en todos los ecosistemas (salvo la Aldea de los pitufos que me daría la pena abandonarla después de tres años y que no existe en el ecosistema de Microsoft) y no tiene interés para este artículo.

Bueno, si me quedo en el ecosistema de Apple, me tocaría para seguir igual comprar un iPad Air Wi-Fi de 64 GB (659 €), un adaptador para VGA (49 €) y un adaptador para cámara (en realidad un adaptador de 30 pines a Lightning que cuesta 29 €). En total 737 €. De los que habría que descontar los 88 € (aunque seguramente no lo haré, ya le encontraré alguna utilidad) que me ofrece Apple por mi viejo iPad, aunque supongo que podría sacar más timando a alguien. Hoy por ejemplo un amigo me lo ha intentado comprar y le he dicho que no le haría esa putada, ya que sigue anclado en iOS 5.1.1 y la batería aunque se comporta perfectamente lleva al menos 600 ciclos de carga y descarga.

¿Pero qué pasaría si me paso a uno de los otros ecosistemas? En el caso de pasarme a Microsoft, siempre desde el punto de vista legal, tendría que comprar un Windows 8 Pro para instalarlo en mi iMac (279 €), un Surface 2 de 64 GB (de los que realmente sólo hay libres 46 GB) (529 €), Office 365 Hogar Premium para el iMac (99 € x 4 años = 398 €), adaptador VGA para Surface 2 (39,99 €), VMware Player (0 €), el Flipboard supuestamente llegará gratis pronto al entorno de Microsoft y Vegas Pro 12 (479,95 €). En total, siendo legal, 1789,94 €. En el caso de comprar sólo un Surface 2, el adaptador y la suscripción a Office 365, la friolera de 966,99 € manteniendo todavía OS X como sistema principal.

Y en el caso de pasarme al binomio Linux-Android, que ya sé que parece una locura, tendría que comprar para mantener lo más parecido a lo que tengo actualmente sería una Ubuntu (0 €), una Nexus 10 de 32 GB (499 €), un pendrive de 32 GB para alcanzar mis queridos 64 GB (16 €), un cable adaptador de Micro-HDMI a VGA (20 €), el Google Docs (0 €), el VMware Workstation for Linux 64-bit (225 €) y el Cinelerra (0 €). Los dolores de cabeza con los dichosos paquetes son también gratuitos. En total 760 €. Quedándome en OS X, 535 €, pero con una tablet siempre empalmada.

Por cierto, antes de que salte algún listillo, sí sé que existe una solución a mi problema que me costaría 0 €. Bastaría con subir todos mis documentos a Google Docs, rezando para que no actualicen la aplicación Google Drive a iOS 7 y soportar con entereza sus problemas con los documentos grandes.

En fin, que como es bien sabido, cambiarse de ecosistema no es tan barato como lo pintan y las supuestas innovaciones (pago con NFC, desbloqueo con la cara, cámara de alta resolución, etc) no son útiles para la mayoría de los usuarios, o al menos para un servidor, "así que probablemente termine dentro de un par de semanas con un iPad Air entre mis manos".