domingo, 3 de noviembre de 2013

Misión cumplida

Pues al final parece que la magna celebración del 50º aniversario del centro donde he sido destinado por los avatares de la vida, el "IES Ramón Olleros", ha salido bastante bien vistos los comentarios recogidos de propios y extraños. Lo que al principio parecía una misión casi imposible, con críticas soterradas de ciertos autóctonos, celebración en unas fechas complicadas y pronóstico meteorológico en contra, ha ido avanzando casi con el guión previsto, con algún que otro pequeño error. Tampoco voy a negarlo.

Al final el duro trabajo de los últimos meses encontró su premio en la labor desinteresada de algunos compañeros y un grupo de alumnos que consiguieron que funcionase gracias a la comprensión de los asistentes y la conjunción de los hados meteorológicos (todavía estamos esperando por estos lares el chaparrón previsto hace un par de días). Aunque tal vez el elemento más importante de la función, buscado con ahínco por lo organizadores del evento, fue la nostalgia. La nostalgia por unos tiempos pretéritos que ya se pierden en la memoria.

No era tan importante que un alumno escupiese de memoria una sarta de datos o que cierto acto empezase a la hora determinada, sino el reencuentro con ese viejo compañero que había pasado los últimos 10 años perdido en alguna lejana ciudad, las anécdotas que surgían al poner el pie en una vieja tarima, las esquivas miradas hacia el profesor que le amargó su etapa en el instituto o constatar con su profesor preferido que aún era recordado. Tizas, pizarras, plintos, rejas, aulas, fotografías y aromas son los grandes triunfadores de la jornada.

Un servidor, gracias al trabajo realizado durante esta ardua semana, solamente tenía como misión inaugurar la exposición retrospectiva del evento, el único acto que se realizaba en un lugar ajeno al instituto. Una actividad que se vio recompensada con la mirada de nostalgia del encargado del edificio, que en los momentos previos a la apertura con sus 64 años de edad trató de reconocerse en equipo de fútbol infantil. Aunque para mi el dato definitivo de su presencia en la fotografía era que recordaba que portaba el número 29, el seguía negándose a asumir la imagen especular que contemplaba bajo la neblina del paso del tiempo.


Ahora bien, créeme cuando te digo, que no dudó ni un segundo en reconocer a una diatriba de ex-novias que se encontraban en fotografías de cursos posteriores. Instantes después, con la exposición en marcha y con la llegada de dos viejos amigos, me sumergí sin problemas en el papel que hoy me tocaba y que más me gusta, el del observador desubicado, aunque tuviese algunos intereses espurios en el evento que no voy a citar en este artículo. Un observador que era partícipe de las anécdotas más hilarantes, de los comportamientos más curiosos y de los reencuentros demasiado tiempo aplazados. Observado continuamente por extraños que trataban de ubicarme de alguna forma en su memoria, buscando algún rasgo distintivo que les permitiesen justificar mi presencia. Obviamente fracasaron, tanto por edad como por comportamiento era un ente extraño que pasaba desapercibido, que no coartaba por mi casi patente falta de autoridad, salvo por alguna intervención puntual en el transcurso de la jornada, sus remembranzas.

Por cierto, que como no quiere la cosa, esta intensa jornada acabó en mi bar favorito de Béjar viendo el alocado partido del Real Madrid. La primera parte terminó con una despedida sucinta, apenas reseñable como el resultado, y la segunda, producto de un encuentro fortuito, acabó con una divertida discusión con un fiel seguidor de 13TV, tan alocada como el rumbo que tomó el partido. Los únicos puntos en común que encontramos fueron que ambos eramos "raulistas" y que nos gusta la energía nuclear, en lo demás te lo puedes imaginar. Al final del partido nos separamos, mientras mi contraparte se dirigió a cenar en un restaurante chino (no sé que opinará la Conferencia Episcopal del tema), yo acabé en casa escribiendo estas líneas.

En fin, "dado como es el devenir de la vida aún me cuesta discernir si asistiré al 75º aniversario del "IES Ramón Olleros" en calidad de organizador o como un simple rostro ya sólo reconocible para los asistentes más jóvenes, los alumnos que ahora me sufren".

5 comentarios:

  1. 50 años ya chuchi.
    Como pasa el tiempo. Pero te conservas muy bien.

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  2. Polifacético papel el tuyo en todo este evento: colgador de cuadros, maquetador de vídeos, encargado de la técnia del asunto, aguanta crisis, colocador de pesadas tarimas y maquetas, mueve sillas y pupitres, transportador de potros y plintos, meteorólogo, profesor de informática de padres que cuidan exposiciones, amigo de ex-alumnos, profesor actual y sobre todo, amigo. Muchas gracias!!!

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  3. Polifacético papel el tuyo en todo este evento: colgador de cuadros, maquetador de vídeos, encargado de la técnia del asunto, aguanta crisis, colocador de pesadas tarimas y maquetas, mueve sillas y pupitres, transportador de potros y plintos, meteorólogo, profesor de informática de padres que cuidan exposiciones, amigo de ex-alumnos, profesor actual y sobre todo, amigo. Muchas gracias!!!

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  4. En primer lugar sumarme a las felicitaciones, por la organización del aniversario. Seguidamente y en referencia al debate de fútbol y política entre pinchos y cervezas fue un placer y ardo en deseos de continuar con cualquier tema, un deporte que práctico es la abogacía del averno, pero siempre con la intención de aprender y compartir como así hicimos el sábado. Un honor y muchas gracias por su referencia a nuestra charla, fortísimo abrazo

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