Curiosidad sin mucho futuro

Si ayer hablaba de una impresora de comida hoy le toca la china a los juegos de mesa, gracias a un enlace que me ha mandado uno de los lectores de este blog, Miguel. Sí, esos que permanecen inalterados desde hace muchas décadas sobreviviendo estoicamente a las diversas oleadas de generaciones de consolas gracias a su precio, genialidad y adecuación a las reuniones familiares.

De entrada sus adaptaciones electrónicas no terminan de funcionar en el nuevo mundo digital, ya que sus virtudes se convierten en cierta forma en sus maldiciones. Para tratar de suplir este problema unos científicos de la Queen’s University de Canadá han desarrollado una tecnología que transforma las clásicas piezas de cualquier juego en pequeñas pantallas interactivas. Para ello se necesita un proyector y una cámara situados en el techo, además del sempiterno ordenador para controlarlo todo. En fin nada nuevo por ahora, la gracia del tema está en la velocidad de procesado y la versatilidad del software empleado.

Un ejemplo de lo que digo es la adaptación de un juego de mesa real llamado "Los colonos de Catán" (es un juego de estrategia):

Que estos investigadores han convertido en lo que se puede ver en el siguiente vídeo:

En fin, una idea que resulta bastante espectacular al principio pero que tiene poco futuro. Si yo tuviese que meter mis rubros en una empresa que desarrollase juegos de mesa electrónicos, lo haría en una que trabajase en minipantallas OLED (papel electrónico a color también valdría) con alimentación inalámbrica, hasta que el uso de mesas OLED de salón se generalice en unos 10-15 años, pero nunca en tecnologías de proyección, "ya que la gente normal en una sala a oscuras de dedica a practicar otro tipo de juegos, incluso sobre la mesa".