El día que quisimos dejar de alimentar a los dioses

La comidilla de los últimos días en las tertulias son los escandalosos sueldos que cobran los controladores aéreos. Ha sido la espita que ha encontrado el gobierno para sobrevivir las próximas semanas hasta que lleguen las nóminas de enero. Las radios próximas al régimen o diametralmente opuestas él están llenas de tertulianos (nunca merecerán por mi parte el calificativo de expertos) que no han contrastado las informaciones que vierten sobre el tema, creando una sensación generalizada de que el gremio de los controladores es la nueva masonería del siglo XXI.

A mi entender es una clase de trabajo que jamás querría (al igual que la mayoría de mis amigos no se plantearían ser profesores. Te asombrará saber que hasta dentro de mi gremio existe un gran porcentaje que tiene un miedo casi escénico a entrar en un taller de Tecnología junto con un grupo de alumnos, como si por el hecho de mentarlo un accidente fuese a ocurrir), ya que me parece una especie de videojuego asistido donde los puntitos del radar equivalen a 300 vidas humanas.

Ahora bien, vaya por delante que el oscurantismo (aunque la mayor parte es creado por parte de los propios medios de comunicación) que rodea a esta profesión es alucinante teniendo en cuenta que trabajan para una empresa pública. No es de cargo que todo el mundo pueda calcular mi sueldo accediendo a la página de un sindicato, mientras que después de varios días todavía no se sepa el sueldo que realmente cobran estas personas. Si el sindicato de los controladores, USCA, quiere desmentir a nuestro querido Pepiño Blanco, lo único que tiene que hacer es colgar en Internet las nóminas de varios controladores, tachando sus nombres por eso de la protección de datos.

En cuanto a lo de las oposiciones, nanai de la China con que sólo se necesite el Bachillerato, tienen que haber superado al menos el primer ciclo de una licenciatura (es de donde sale el mito del Bachillerato) o poseer una diplomatura, y poseer además un nivel de inglés C1 (4º de la Escuela de idiomas o el famoso Certificate in Advanced English de Cambridge). ¡Ah! Se me olvidaba, también deben pasar un psicofísico que cumpla las normas de la Organización para la Aviación Civil Internacional (OACI), que tiene como condiciones:

• No padecer ninguna enfermedad o incapacidad, que pueda impedirle repentinamente el buen desempeño de sus obligaciones.
• No existirá proceso patológico agudo o crónico de ninguno de los dos ojos y anexos.
• Campos visuales normales.
• Percepción de colores normal.
• Agudeza visual lejana de por lo menos 0,7 en cada ojo, separadamente, con lentes correctoras o sin ellas.
• Si es mediante el uso de lentes correctoras se exigirá, sin corrección, por lo menos 0,1 en cada ojo separadamente o el defecto de refracción esté dentro del margen de más menos 3 dioptrías (error esférico equivalente).
• Visión próxima normal.
• No tener una deficiencia de percepción auditiva en cada oído, separadamente, mayor de 35dB en ninguna de las tres frecuencias de 500, 1.000 ó 2.000 Hz, ni mayor de 50 dB en la frecuencia de 3.000 Hz.

Ahora bien, también han de cumplir el siguiente perfil:

• Agilidad mental para procesar información y capacidad para dar respuestas eficaces en corto espacio de tiempo.
• Atención concentrada y dividida.
• Autocontrol en situaciones de estrés.
• Capacidad de coordinación en situaciones operativas.
• Capacidad para analizar y tomar decisiones en corto espacio de tiempo.
• Capacidad para trabajar en equipo.
• Estabilidad emocional.
• Orientación espacial.
• Razonamiento abstracto.
• Resistencia a la fatiga.

Es decir, que entrar en este club es bastante complicado para la mayoría de los mortales. Estoy casi seguro de que con un par más de condiciones te podrías plantear ser astronauta o agente secreto. En definitiva, que en el fondo después de acceder a este tipo de trabajo no es de extrañar que estén casi todos cortados por el mismo patrón y además se endiosen rápidamente.

¿Por qué te he aburrido con toda esta información? Pues para que entiendas el núcleo de mi opinión. Me da lo mismo si cobran 150.000 ó 900.000 euros anuales, o que AENA esté modificando sus condiciones laborales. Eso es problema suyo. Pero mientras el resto de funcionarios (soy del mismo nivel, el A) estamos sufriendo el desprecio de los trabajadores (sigan trabajando o estén en paro) aun congelando de nuevo nuestro sueldo (el primer recurso que se utiliza durante las crisis económicas), unos estúpidos hijos de mamá se planteen realizar una huelga encubierta, como pasó hace unos días en Canarias, para forzar la negociación de un nuevo convenio (el que tienen data de 1999, por lo que ya sabes a quien preguntar lo de sus desorbitados sueldos). Cualquier persona que esté mínimamente informada sabe que ahora no es el momento de reivindicaciones dado el estado en el que nos encontramos. ¿Cómo pensaban que iba a reaccionar el gobierno? ¿Qué iba a defender el bien de 2.400 personas sobre el de 47 millones? ¿Qué cuando generan un déficit anual de 700 millones de euros tenían posibilidades de salirse de rositas del recorte? Exactamente, ¿qué creen ser? Pues aunque su oposición requiera que sean bastante inteligentes, la verdad es que no lo parecen.

Basta con ver el comunicado de hoy del USCA, que en resumen dice: no cobramos tanto, nos están estresando y tememos por nuestra vida. Primero, como ya dije antes, da lo mismo si son 150.000 o 900.000 euros, sigue siendo una barbaridad. Segundo, supuestamente ¿no están en ese puesto por la razón de que son inmunes al estrés? Tercero, ¿en qué país piensan que vivimos? Cómo si alguien fuese a matar a un controlador aéreo por lo que cobra, lo único que merecen es nuestro desprecio. Y cuarto y último, ante el clásico comentario de que cobran por la responsabilidad que acarrea su trabajo, acaso cobra un sueldo equivalente el encargado del metro de Madrid, el ingeniero que construye una presa, el encargado de seguridad de una empresa química, la gente que trabaja controlando una de nuestras "demonizadas" centrales nucleares (aquí puede ayudarnos nuestro querido Radiactivo-man) o el cirujano que trabaja a destajo en un hospital.

Estoy algo confuso con respecto a como hemos podido crear este gremio de superhéroes endiosados (sólo soy capaz de encontrar equivalencias con las series de médicos y abogados norteamericanas), tanto física como moralmente, que no son capaces de ver con sus excelentes ojos que el vulgo que les mantiene sencillamente no quiere seguir haciéndolo. Sabes lo peor de todo, "que al final nuestros dirigentes tragarán, ya que no olvides que estamos en la época del diálogo y el pacto, perpetuando este desatino".