Esta tarde he ido a la consulta médica. Era la primera vez que lo hacía a tan intespetiva hora. Lo primero que me asombró al entrar fue observar el suelo mojado (¡Claro! Qué estupido soy, ¿cuándo sino iban a limpiar el centro de salud?). En fin, cada día uno de los médicos de atención primaria se turna para recibir a sus pacientes por la tarde. Una medida que en principio me parece excelente pero que tiene una curiosa consecuencia.
Por mucho que las paredes de los hospitales estén llenas de carteles que piden que la gente se siente en silencio en la sala de espera, la realidad es que somos españoles y esto implica que no podemos aguantarnos 5 minutos sin hablar con el que está sentado a nuestro lado. Ya sea conocido o desconocido, la plática forma parte de nuestro folklore más arraigado.
Todo el que haya tenido la desgracia de esperar en una de estas salas sabe a lo que me refiero, el bullicio es generalizado, y éste es entrecortado por las enfermeras, que piden continuamente que nos callemos. Por contra, hoy eramos pocos y extraños en la sala de espera (un sólo médico y que estaba pasando consulta a gran velocidad), de ahí que por alguna razón extraña no entablamos la previsible conversación (o acaso se trata de alguna norma social abulense en la cual todavía no he sido iniciado). El silencio casi se palpaba en el ambiente, interrumpido solamente por la comedida tos de una chica.
Bueno, la consecuencia de esta carencia de decibelios fue que se podía escuchar perfectamente el diálogo entre el médico y el paciente que se encontraba dentro de la consulta. En media hora los que seguíamos esperando nos enterábamos de un embarazo sin fecha definida, de la joven que no quería reconocer que fumaba delante de su madre, etc. Todo un abanico de vicisitudes que deben ser normales en una consulta pero que nunca escuchamos gracias al ruido reinante. Nunca fue más indiscreto un silencio colectivo.
La pena es que no pudiese compartir alguna de mis exóticas enfermedades para delicia del resto de pacientes, ya que iba simplemente a que mi médico cumplimentase unas recetas. "Creo que en cierta forma rompí el ritmo de este curioso serial radiofónico".
Todo el que haya tenido la desgracia de esperar en una de estas salas sabe a lo que me refiero, el bullicio es generalizado, y éste es entrecortado por las enfermeras, que piden continuamente que nos callemos. Por contra, hoy eramos pocos y extraños en la sala de espera (un sólo médico y que estaba pasando consulta a gran velocidad), de ahí que por alguna razón extraña no entablamos la previsible conversación (o acaso se trata de alguna norma social abulense en la cual todavía no he sido iniciado). El silencio casi se palpaba en el ambiente, interrumpido solamente por la comedida tos de una chica.
Bueno, la consecuencia de esta carencia de decibelios fue que se podía escuchar perfectamente el diálogo entre el médico y el paciente que se encontraba dentro de la consulta. En media hora los que seguíamos esperando nos enterábamos de un embarazo sin fecha definida, de la joven que no quería reconocer que fumaba delante de su madre, etc. Todo un abanico de vicisitudes que deben ser normales en una consulta pero que nunca escuchamos gracias al ruido reinante. Nunca fue más indiscreto un silencio colectivo.
La pena es que no pudiese compartir alguna de mis exóticas enfermedades para delicia del resto de pacientes, ya que iba simplemente a que mi médico cumplimentase unas recetas. "Creo que en cierta forma rompí el ritmo de este curioso serial radiofónico".
siempre voy al medico en mal momento, cachisss asi no hay quien se entere de cotilleos xd
ResponderEliminarQué dices de receta. Chuchi no seas mentiroso y diles a tus alumnos que ibas a por la pildora del día después para no quedarte embarazado después de un fin de semana de orgía.
ResponderEliminarporcierto, los ect no nos gustan, aqui explañate
ResponderEliminar¿Pildora del dia despues?
ResponderEliminarV
I
A
G
R
A
que ya está viejo....
Y por si alguien no lo ha entendido, es para no caerse de la cama dando vueltas.....
ResponderEliminarALERTA ROJA! ALERTA ROJA! ALERTA DE FALLO LÉXICO DE CHUCHI! TODOS A SUS PUESTOS!
ResponderEliminarAUUUUA!
AUUUUA!
AUUUUA!
General del ejército americano 1 (GEA1): Señor presidente, un informe de uno de nuestros espias benaventinos ha constatado a las 15:27 que chuchi ha escrito en su blog plática sin tilde en la a
Obama: Cagüen los mengues! DEFCON1!
(GEA1): Bien señor. Coronel Adama, mande 6 portaaviones, 15000 efectivos, 7 fragatas y 700 tanques al servidor de blogger y obligadles a que le obliguen a chuchi a rectificar. esto puede acabar en guerra sideral si sigue asi...
Rectificado, aunque no hay que ponerse así.
ResponderEliminarIndignante.
ResponderEliminarPor favor señores de blogger cierren este blog en que no se respetan las normas ortográficas básicas.
Menos mal que para eso aún queda el Sueño de Indalo...
Es que el Mac es gringo y no tiene tildes.
ResponderEliminar¿El qué?.
ResponderEliminarEsa pantallita por la que tongaron a Chuchi.