La verdad es que tengo que felicitar a los ingenieros de Samsung, ya que trabajar para esta empresa tiene que ser a la vez interesante y estresante. Cada día estoy más alucinado de la cantidad de versiones distintas que son capaces de producir al mes de sus productos y de la facilidad que tienen para variar su punto de enfoque según los movimientos que aprecian en el mercado. En vez de jugarse los cuartos a un único modelo, son capaces de producir infinidad de variantes que cubren las más fantasiosas peticiones de los usuarios. Obviamente este proceder va en consonancia con la cultura empresarial de Samsung, donde vender más cantidad es sinónimo de éxito rotundo.
Y la verdad es que no estarían equivocados si no hubiese ninguna empresa que fuese capaz de vender por debajo o por encima de sus estándares. Su cuota de mercado es ahora inmensa y mucho más de lo que sospechas en cuanto te molestes en analizar las entrañas de los dispositivos de la competencia. Pero este aparente dominio mundial tiene sus nubes negras y sus directivos lo saben, dado que han comenzado una especie de marcha hacia delante donde sólo vale ganar la batalla final ahora, convirtiéndose en la nueva Intel de facto a nivel de hardware, o perderla, convirtiéndose en una década en la nueva HP o Dell. Ejemplo de ello es la cantidad ingente de dinero que gastan cada trimestre en publicidad.
Veamos cuales son esas nubes negras:
- El planificado ataque por parte de Lenovo de sus cimientos mediante compras estratégicas que persiguen convertirle en el mayor fabricante del mercado más importante de la próxima década, China.
- El culebrón con Apple, que queda muy bien de cara a la galería, pero que tiene una vertiente mucho más preocupante para Samsung en cuanto al tema de los componentes visto que una de las directrices primarias de Tim Cook consiste en abandonar esa relación de simbiosis que mantienen las dos empresas. Puede tardar años, pero imagínate si un día de pronto Apple decide no apalancar los 200 millones de procesadores (y creciendo) que le compra al año a Samsung. Sus fábricas tienen que vender lo que produzcan, en caso contrario se convertirían en un agujero negro sin sentido alguno para las cuentas de la empresa.
- El coste laboral chino es netamente inferior al coreano.
- La dependencia a nivel de software y contenidos de Google. Invalidando de hecho cualquier intento de integración vertical en la empresa.
- La casi imposible gestión del propio software propietario que genera para diferenciarse de sus competidores dada la alta cantidad de diferentes configuraciones de hardware que produce para tratar de acaparar el mercado. Esto último provoca que poco a poco vaya creciendo la sensación de que tardan demasiado en actualizar sus equipos.
- Su nula presencia a nivel empresarial, un mercado objetivo para toda empresa que se precie.
Bueno, parece que este último nubarrón es el que están tratando de despejar este mes (lo que pase el mes que viene será otra cosa, casi seguro) con la presentación de sus impresionantes tabletas Samsung Galaxy Note Pro y Tab Pro, que como en su última campaña incide, son mucho mejores que los máximos exponentes de la competencia:
No sé si se venderán como rosquillas o pasarán a coger polvo en las estanterías, como la familia de wearebles Gear presentada el mes pasado. El tiempo lo dirá.
Lo único que saco en claro de todo lo que te he contado es que "Samsung será un paraíso para sus publicistas, diseñadores e ingenieros y un infierno para sus programadores mientras sus directivos sigan en su huida hacia delante buscando convertirse en una empresa imprescindible antes de que alguien les haga ver que es prescindible".
No hay comentarios:
Publicar un comentario
No dudes en comentar este artículo si te apetece. Sólo pedirte un pequeño favor: "no utilices abreviaturas que atenten contra nuestra lengua común".