Finlandia castellanoleonesa

Nada, llevo todo el día tratando de entenderlo y no encuentro una explicación válida al último Informe PISA, ese que surrealistamente coloca a Castilla y León como séptima potencia educativa del mundo. Para nada concuerda con mis expectativas de lo que tiene que ser una Educación de Excelencia en pleno siglo XXI. No es lo que he sentido en el aula a lo largo de los últimos 14 años que llevo impartiendo Educación Secundaria en este comunidad. Sí, los chavales son bastante tranquilos y los problemas de convivencia mínimos (nada que ver con las tumultuosas hazañas que jalonan a diario los medios de comunicación y que preocupan a la mayoría de la población), pero en ningún momento creo que consigo llegar completamente a ellos para obtener la máximo que se presupone para sus capacidades.

No sé, tal vez al no haber salido de la región nunca a ejercer mi profesión o realizado algún intercambio con el extranjero provoque que me encuentre en una especie bola de cristal masoquista. No tengo la sensación de tener un apoyo explícito por parte de la Consejería de Educación en cuanto a recursos o posibilidades viables de una mejora sustancial en el proceso educativo. El acceso a las diferentes partidas de innovación tienen unas condiciones tan draconianas y cargadas de inútil burocracia que en muchas ocasiones esfuerzo requerido para conseguirlas no merece el intento, ya que nunca está asegurado conseguirlas.

En mi caso, siendo uno de esos profesores innovadores de los que tanto se le llena la boca a nuestro Consejero, trabajo por proyectos con mis alumnos de 1º y 3º de la ESO por mi simple empeño. Todo ha sido producto de colaborar con compañeros, padres y alumnos para llevarlo a cabo. De la administración simplemente he obtenido buenas palabras (sin ir más lejos tuve otra felicitación el mes pasado) pero de recursos nanai de la China. Baste de ejemplo que un servidor hoy ha tenido que enfrentarse a una clase de retoque fotográfico en 3º de la ESO con equipos informáticos que ya cuentan bajo sus espaldas 15 largos años (lo cual no está nada mal para la Finlandia castellanoleonesa de los recortes inmisericordes). La imaginación vía Lubuntu y GIMP ha sido mi solución (mientras mis alumnos tienen en su casa instalada vía copia pirata probablemente la última versión de Photoshop). El problema es que al final se acaban las soluciones creativas para alcanzar los novedosos estándares de aprendizajes y seguir sobreviviendo en la ola.

No sé, reiterando, acaso la explicación se encuentra en que en Castilla y León hemos abrazado el voto cristiano de la pobreza y por amor divino se nos ha abierto el cielo educativo. Lo único que me asusta es "que en boca, de nuevo, de nuestro Consejero he oído que nuestra próxima meta será superar a Navarra en Matemáticas para tratar de alcanzar a Singapur en 2018. Así que debería ir desempolvando ya mi precioso ábaco, por si una nueva ciclogénesis devasta finalmente los vetustos equipos de mi aula de Informática".