Bueno, me costó un poco encontrarlo pero al fin he podido ver el cortometraje de animación que ganó ayer el Oscar. "The Lost Thing" (2010) es algo así como la reinterpretación kafkiana de un relato infantil.
Un argumento de lo más sencillo: "un chaval que encuentra un objeto perdido en la playa y emprende una aventura para devolverlo a su legítimo dueño"; se transforma en una cruel crítica del modo de vivir actual. El duro contraste entre el mundo repetitivo hasta la extenuación en el cual sobrevive nuestro protagonista y el hogar del objeto nos recuerda lo duro que es el paso a la vida adulta, donde las fantasías infantiles se transforman en vagos recuerdos que se desvanecen sin remisión.
Es uno de esos cortometrajes en los cuales cada vez que se ven se extraen nuevos detalles, nuevos niveles de interpretación. Además tiene una estética bastante agradable, que no abusa del virtuosismo técnico que permite el ordenador.
Bueno, te dejo con esta pequeña maravilla, aunque sea en inglés subtitulada al francés (más internacional imposible). Y no dejes para mañana su visionado ya que probablemente eliminarán el enlace en cuestión de horas:
En fin, no me extraña que ganase. "Cómo dice Juan Raigada, se trata de una de las pocas categorías de los Oscar donde les obligan a los académicos a ver todos los nominados si quieren votar. Y eso explica también la razón de que sean casi siempre incontestables su resoluciones".
Después de leer el "sencillo" argumento y tu interpretación del mismo, solo puedo decir: deja de fumar lo que sea que estés fumando. O al menos compártelo con todos nosotros...
ResponderEliminarAmpaaaro; ¿te has fumao un porro?
ResponderEliminarIn Memorian: Jose Conde
ResponderEliminarJosé Conde, la sonrisa y la voz del eterno secundario
El actor muere en Madrid tras estar un mes desaparecido
as estar un mes desaparecido y sin que su familia supiera nada de él, José Conde (Orense, 1955) fue hallado muerto la semana pasada junto a la populosa calle de Arturo Soria, en el distrito madrileño de Ciudad Lineal. Este actor, que antes había sido modelo, sufría problemas psicológicos y estaba en tratamiento. Fueron unas chicas las que le encontraron la tarde del pasado viernes mientras hacían botellón en un edificio abandonado muy cerca de donde residía, en la confluencia de las calles de Mesena y Añastro, según fuentes policiales.
Su verdadero nombre era José Antonio Conde Cid, pero luego se lo redujo para ser más llamativo. Fuentes policiales apuntan a que podría llevar fallecido un mes, por lo que pudo perder la vida al poco de su desaparición.
El físico, la sonrisa y la voz inconfundibles de Conde formaron parte de numerosas obras, sobre todo desde papeles secundarios de series de televisión muy diversas y piezas de teatro. Debutó como actor en el mundo de las series con Ala Dina. Su segunda aparición televisiva fue en Brigada central en el año 1989.
Entre los últimos trabajos de José Conde figuran las series Sin tetas no hay paraíso, UCO, La hora de José Mota y 23-F Historia de una traición.Una de las que más relevancia le dio fue Médico de Familia en la que era compañero de ambulatorio de Emilio Aragón. También ha actuado en capítulos sueltos de Amar en tiempos revueltos, Herederos, Aquí no hay quien viva y El Comisario, entre otras muchas.
En cuanto al cine ha intervenido en La conjura de El Escorial, Las ratas, La isla del infierno, Malena es un nombre de tango, Corazón de bombón, Capitán Escalaborns y Óscar, el color del dinero, entre otras. Ha colaborado con directores como Álvaro Saenz de Heredia, Carlos Benpar y Javier F. Caldas.
Finalmente, en el apartado teatral, ha actuado en las obras Electra, Don Juan, Políticamente incorrecto y Que viene mi marido. Había estado casado y tenía dos hijos. Dominaba el inglés y el italiano. La empresa que le representaba confirmó su muerte, pero no quiso dar detalles sobre su biografía "por expreso deseo de la familia".
El cuerpo fue incinerado el domingo en el tanatorio de Parcesa, en Alcobendas.
In memorian: Enrique Curiel
ResponderEliminarEnrique Curiel, profesor y político, rostro amable del comunismo español
Fallece el exvicesecretario general del Partido Comunista, organización que abandonó en 1988 para pasarse, dos años después, a las filas del PSOE
La muerte del político y profesor universitario Enrique Curiel Alonso, nacido en Vigo en abril de 1947 e hijo del intelectual progresista catedrático de Lengua Francesa Luis Curiel y de Pilar Alonso, deja un vacío en la historia del movimiento estudiantil español, del que fue dirigente indiscutido y elocuente tribuno en las postrimerías del franquismo. El exvicesecretario general del Partido Comunista Español (PCE) ha fallecido esta madrugada a consecuencia de un cáncer en el Hospital Universitario Puerta de Hierro de Majadahonda (Madrid).
Tras un breve periodo infantil en A Coruña y una estancia por exámenes en Santiago de Compostela, Curiel llegó a Madrid en 1965 siendo un adolescente soñador, comprometido en cambiar el mundo", al decir de sus allegados. Ingresa primero en el Partido Socialista de Interior de Enrique Tierno Galván y de su paisano Raúl Morodo. Paticipa activamente como Delegado en el Sindicato Democrático de Estudiantes de Madrid, SDEUM.
En 1968 se integra en el Partido Comunista de España. Desde el comienzo de su militancia clandestina en el PCE ejercería, junto con su mentora Pilar Brabo, un papel clave en la dirección de la potente organización comunista universitaria madrileña. Posteriormente y durante la transición, Curiel descollaría por sus dotes organizativas y negociadoras, en ocasiones como virtual lugarteniente de Santiago Carrillo, tras cuya detención en Madrid, en diciembre de 1976, sería herido de bala en una pierna, en la Plaza de España, durante la manifestación convocada para exigir la liberación del líder comunista.
Durante el secuestro del Congreso de los Diputados por los golpistas el 23 de febrero de 1981, Enrique Curiel se haría cargo de facto de la dirección de su partido en unas horas en las que oficiaría de virtual subsecretario sin cartera, cerca de la Comisión de Subsecretarios que rigió entonces los destinos del país.
Los comienzos de Enrique Curiel en la actividad política se remontan a sus tiempos de estudiante de Ciencias Políticas en la Universidad Complutense de Madrid, donde destacaría a partir del Mayo francés de 1968. Sobre una motocicleta minimarcelino, de color amarillo, sus allegados le recuerdan trasladando de unas facultades a otras unas veces a compañeros comunistas o bien paquetes de propaganda clandestina. Fue detenido en varias ocasiones y perseguido con saña por la brigada Político-Social, la policía política del franquismo. Sufrió asimismo varios expedientes académicos por causa de su militancia política, sanciones que le hicieron retardar la culminación de sus estudios, pese a que en ellos destacaría como aplicado estudiante.
Bien parecido, de excelente voz y orador desenvuelto, su actividad pública se foguearía en numerosas intervenciones en asambleas estudiantiles, reuniones abiertas y claustros. Su actitud se caracterizaba por una pulsión comunicativa que destilaba con soltura y que desplegaba con evidentes dotes de persuasión. Apuesto, cordial y afable, más pragmático que doctrinario, agitador sutil, dotado de una lógica convincente y provisto de un evidente carisma, su imagen contrastaba abiertamente con el estereotipo del comunista stalinista -amargado, sectario y dogmático-, difundido por el franquismo.
Gracias a sus cualidades pudo hacer aflorar una vocación política irrefrenable, asentada en profundas convicciones marxistas, que le llevarían a evolucionar desde el socialismo tiernista hasta los planteamientos eurocomunistas preconizados por Enrico Berlinguer y Santiago Carrillo. Curiel fue candidato del PCE por Teruel al Congreso de los Diputados en las primeras elecciones parlamentarias de 1979. Después, sería diputado por Córdoba, de Izquierda Unida, entre 1983 y 1986. Llegaría a la vicesecretaría general del PCE durante el mandato de Gerardo Iglesias, con el que rompería relaciones en 1988 por incompatibilidad política. En las dos décadas de la última fase de su vida política, Enrique Curiel recalaría en 1990 en el Partido Socialista Obrero Español, por el que fue diputado por Pontevedra entre 1993 y 1996; sería luego concejal del Ayuntamiento de Madrid entre 1991 y 1993, así como senador socialista por Pontevedra entre 2004 y 2008, así como secretario del grupo Parlamentario Socialista en el Senado. Hasta recientes semanas y desde 1993, fuera de sus etapas de representación parlamentaria, ejerció como profesor en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de Madrid. El último curso por él impartido ha sido sobre Teoría y Práctica de las Democracias. Estaba casado con Carmen Muro. Su muerte le sobrevino en la clínica Puerta de Hierro de Madrid, donde permanecía ingresado. Sufría un cáncer. Su capilla ardiente será instalada hoy en el Tanatorio de La Paz, en la carretera de Colmenar, donde recibirá a las 19.00 horas un homenaje laico, con intervenciones de José Bono y de Chiqui Benegas, según fuentes socialistas. Con posterioridad, será trasladado a Vigo.
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