viernes, 18 de marzo de 2011

La ciencia ficción en la realidad (32): Basura espacial

Pues repetimos sección (¿quién iba a decirlo después de tanto tiempo inactiva?). Si ayer nos adentrábamos con un exótico láser en el mundo de la nanotecnología, hoy nos toca otro, bastante más clásico, que pudiera resolver uno de esos problemas lejano en el tiempo, pero que al final nos pasará factura en algún momento.

Una de las señas de identidad de la humanidad es que deja siempre un rastro de su basura por donde ha pasado, da lo mismo que sea en el desierto, en el mar o en las profundidades del espacio. En pocos segundos se puede saber si un lugar es virgen a la presencia humana por la inexistencia de nuestra vieja compañera (de estos quedan muy pocos).

Bueno, aunque han sido pocos los años que han pasado desde que accedimos al espacio cercano a nuestro planeta y la epopeya de la conquista del espacio profundo languidece en los despachos de los contables (alguna desventaja tenía que tener la finalización de la Guerra Fría), nunca hemos dejado de lanzar cantidades de satélites al espacio, ya sean uso militar o civil. El problema radica en que todos ellos tienen fecha de caducidad y muy pocos de ellos un plan para hacerlos desaparecer después de que acabe su vida útil. Así que nuestra vieja compañera bajo el encantador epígrafe de basura espacial se acumula sin ton ni son más allá de la atmósfera de nuestro planeta.

Ahora bien, para cualquiera que le guste el billar no se le escapará que puede llegar un día en el cual tal acumulación sin control puede convertirse en un serio problema. Imagínate que en algún momento chocan dos de estos desperdicios, generando infinidad de pequeños trozos que a su vez impactan sobre otros desperdicios, y estos a su vez repiten la jugada. Es decir, podríamos encontrarnos con una reacción en cadena que cubriese todo el espacio cercano a la Tierra de diminutos fragmentos indetectables para el radar moviéndose a alta velocidad que nos impidiesen volver a salir del planeta con seguridad. Es lo que se denomina Síndrome de Kessler.

Podrías pensar que las diferentes agencias espaciales tiene controlados la mayoría de estos desperdicios, evitando que tal eventualidad ocurra. Pero la pregunta es: ¿quién controla a los micrometeoritos que entran incesantemente en nuestra órbita? La verdad, nadie, porque no es posible. Así que estamos siempre bajo una especie de espada de Damocles cósmica y sin visos de poder eliminarse hasta ahora.


Pues la NASA esta semana ha propuesto una ocurrente solución para acabar con el problema, o al menos reducirlo. Como ya dije en la entradilla utilizando un láser, pero no de la forma que te imaginas, en vez de utilizarlo para vaporizar esta basura, algo peligroso y bastante costoso, se utilizaría simplemente para desviarla de su órbita y dirigirla hacia la atmósfera, y que fuese ésta la que se hiciese cargo al igual que hace con los meteoritos, simplemente quemándola.

Lo mejor del tema, es que la potencia del láser requerido es netamente inferior a los que ostenta el Ejercito de los Estados Unidos (heredados en su mayoría de los sueños de guerras galácticas de Reagan), de ahí que fuese plausible implementar semejante programa con un bajo coste.

En cuanto a las referencias en el campo de la ciencia ficción, en esta ocasión me quedo con una serie dedicada casi en exclusiva al tema, la genial プラネテス (en español Planetes, sólo quería asustarte un poco), que narra la historia de un grupo de basureros espaciales y de la cual te dejo su trailer (ya me imagino a más de uno haciendo en lo comentarios la gracia de: "Bandai. ¡Qué guay!"):



Aunque tampoco quería dejar pasar la ocasión de citar en este artículo una de las peores space opera de la historia de la televisión (y tal vez de la ciencia ficción en general), que comparte tanto título como temática, Quark. La escoba espacial, y que es sencillamente inclasificable (muy recomendable para verla borracha con cinco o seis amigos frikis, lo de verla borracho es bastante importante):



En fin, "parece que con semejante iniciativa el trabajo de basurero espacial nunca llegará a estar disponible en las oficinas del INEM".

7 comentarios:

  1. Vale Chus,

    has conseguido que quiera ver Planetes.... Afortunadamente esta en iTunes.

    Ahora... Estoy un poco perdido con el anime moderno desde que no le puedo dedicar tiempo aver todo. Como tu tienes todo el tiempo del mundo, y habrás visto mucho, aconsejame alguna otra serie anime que merezca la pena (definiendo merezca la pena como al menos tan interesante como GITS:SAC o Crest of the Stars)...

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  2. Pues la verdad es que es la última que he visto que me ha gustado. Últimamente no veo mucho anime, ahora estoy con las consabidas series de ciencia ficción y con "En terapia", otra perla de la HBO. Pero de todas formas, en cuanto vea alguna que esté bien te aviso (aunque tendrás que esperar bastante, ya que el próximo mes y medio estaré de viaje casi todo el tiempo).

    Postdata.- Planetes es una verdadera gozada, te va a encantar.

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  3. Voy ver Planetes. ¡Qué Guay! ...de BANDAI

    Desde aquí, os invito a que un día de estos nos emborrachemos (de verdad) y hagamos una maratón de La Escoba Espacial. ...pensarlo bien, porque puede ser memorable.

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  4. Te recuerdo que lo de La escoba espacial ya la intentamos en tu casa, vale, sin alcohol de por medio, y la gente se sintió simplemente aterrorizada ante semejante despropósito.

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  5. Me encantas Juan!!! A ver la serie de itunes... Por curiosidad, antes de descargarla veré cuanto cuesta.
    No les pagues Juan que les perteneces (ahorrate la perorata de pagar robo bla bla bla, los medios de distribución han cambiado).

    Aunque pensandolo bien poder verla en mi iplas...

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  6. Claro que los medios de distribución han cambiado... He dicho que la voy a ver en iTunes, no en DVD. No?

    No entiendo nada...

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  7. Me sumo a la propuesta de ver la escoba espacial...
    Yo no creo que me emborrache, pero la risa de veros todo pedo viendo ese bodrio es inimaginable.
    Además prometo hacer fotos y videos con los mejores momentos para que luego no podaís decir que no recordaís nada.

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