Los medios de comunicación se han llenado en los dos últimos días con opiniones en contra o a favor del nuevo calendario escolar cántabro. Un calendario escolar que trata de adaptar pobremente el sistema francés, ya que se queda a medio camino al tratar de conciliar al mismo tiempo el dislocado, por ser lunar, calendario religioso.
Puedo entender que se discuta la aplicación pura y dura del sistema francés, que llevaría las clases al mes de julio, algo para lo que los centros educativos de España no están preparados. Pero discutir su conveniencia pedagógica cuando se aplica en la mayoría de Europa con resultados loables, es de una visión pobre. Todos los implicados en el sistema educativo español actual (padres, alumnos y profesores) se están dando cuenta, o eso espero, de que el tercer trimestre que estamos sufriendo este curso nos está llevando al agotamiento a todos los agentes implicados. Y es que la visión torcidera y poco informada de los columnistas y tertulianos que se examinaban en la EGB al final de cada trimestre, que no pueden entender la carga que soportan los alumnos en un sistema de evaluación continua, puede marcar el devenir de esta aventura rupturista que podría marcar el fin del círculo vicioso en el que se encuentra la educación española, en un continuo vaivén de reformas y contrarreformas que nunca llegan a medrar.
A un servidor, que siempre ha defendido la aplicación del sistema francés en estas tierras con la consiguiente adaptación a nuestra idiosincrasia (basta con respetar jueves y viernes santo) o climatología, espera que esta iniciativa abra al final el debate educativo a toda la comunidad implicada y no se circunscriba a unos descorazonados legisladores que solo se preocupan de sus cuitas personales.
Por el momento, en la taifa de Revilla los alumnos tendrán el siguiente calendario:
Y en la taifa de Herrera, en la que se encuentra un servidor prestando servicios, el siguiente:
Como puedes comprobar no son tan distintos como te lo están pintando. Solo con empezar una semana antes y acortar un poco las vacaciones clásicas se consigue el milagro.
Por cierto, "por evitar suspicacias estúpidas, ambos calendarios prácticamente suman los mismos días lectivos, así que de tener más vacaciones, nanai de la China, aquí lo único que importan son los alumnos".
Los maestros cántabros con este modelo va a parecer que están trabajando sin trabajar, es decir, en funciones, como Rajoy.
ResponderEliminarPrimero vamos a ver los toros desde la barrera, luego ya veremos si nos lanzamos al ruedo, en esta época antitaurina
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