Decenas de directores probablemente merecían más que él el tan ansiado repóker de Oscars (dígase ganar a Mejor Película, Mejor Director, Mejor Guión, Mejor Actor y Mejor Actriz) pero Jonathan Demme fue el último director que consiguió esta hazaña con una película por la que nadie daba un duro en su estreno, "El silencio de los corderos" (1991). Film que marcó sin remisión los thrillers de las dos décadas posteriores y que resultó de una confluencia imposible de buenas interpretaciones, un guión bastante sólido y un Hollywood que buscaba de nuevo, como es costumbre, sus señas de identidad:
El resto de su carrera nunca estuvo al nivel de esta confluencia cósmica y poco a poco se fue apagando. "Pero al menos será siempre recordado junto con los dos otros directores que consiguieron antes que él semejante proeza: Frank Capra y Milos Forman con "Sucedió una noche" (1934) y "Alguien voló sobre el nido del cuco" (1975) respectivamente. Lo que tiene su mérito".
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