La Esperanza es lo último que se pierde, pero perdida ésta, aunque sea por tercera vez (y aún así en ningún momento de su dimisión dijo que abandonaba la política activa), está por ver si servirá de tapón, que en el fondo es lo que se pretendía, de la futura declaración de Mariano Rajoy ante la Audiencia Nacional. Se acabaron los diques, ya no queda ninguno al que recurrir cuando sigan extendiéndose y entrelazándose los diferentes seudópodos de la Gürtell, la Púnica y la Lezo. A partir de ahora ya no serán políticos amortizados los que tengan que pasar por la pena de telediario sino los primeros espadas del PP, la última barrera. Desactivado por el momento el botón nuclear de unas nuevas elecciones, salgan adelante o no los presupuestos (ya ves que no se ha vuelto a hablar de ellos en la última semana), "parece que cada vez pesan más en el inconsciente colectivo estos 5 años y 154 días de la Era Rajoy que nunca tuvieron que acontecer".
que no pasa nada, en dos días estará sobre el tapete Gibraltar nuevamente.
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