Un blog es como un ente vivo. Nace normalmente con la máxima ilusión por parte de su redactor. Al principio tiene una vida muy dura, mejor dicho, extremadamente dura y sino que se lo digan increible cantidad de blogs que no han sobrevivido a su parto o han muerto de forma prematura en sus primeros días de vida. La Red esta repleta de blogs que tienen una única entrada (la que estás leyendo en este momento), que clama por ser leída y una miriada de comentarios que solicitan famélicamente al autor que se acuerde de él.
Los blogs que sobreviven a esta primera etapa no tienen una vida mucho más fácil. Dependen en demasía de la constancia de su autor o autores, los cuales deben detraer un poco de su tiempo diario para alimentarlos. Pero también es fundamental la función del lector que a través de sus comentarios favorece el debate e insta al autor a seguir con su trabajo.
Es decir, el truco para que un blog crezca y se fortalezca está en darle la máxima difusión: aunando esfuerzos tanto autores como lectores.
De ahí que mi misión como autor es proporcionar lo antes posible una nueva entrada a este blog para que crezca confiado.
Los blogs que sobreviven a esta primera etapa no tienen una vida mucho más fácil. Dependen en demasía de la constancia de su autor o autores, los cuales deben detraer un poco de su tiempo diario para alimentarlos. Pero también es fundamental la función del lector que a través de sus comentarios favorece el debate e insta al autor a seguir con su trabajo.
Es decir, el truco para que un blog crezca y se fortalezca está en darle la máxima difusión: aunando esfuerzos tanto autores como lectores.
De ahí que mi misión como autor es proporcionar lo antes posible una nueva entrada a este blog para que crezca confiado.
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