Tarde friki

Normalmente los jueves por la tarde me reuno con mis amigos para la Sesión de palomitas. Pero una serie de circunstancias lo ha impedido: unos tenían que hacer un curso (para que luego digan que los profesores no trabajamos por la tarde) y otros tenían que asistir a una especie de recital de poesía (en que participé de forma mínima ayudando a pulir una presentación de PowerPoint). Es una pena, ya que es difícil encontrar un público cautivo que te deje elegir la película semana tras semana.

De todas formas la tarde no se perdió en balde, mi compañero de departamento se sacó de la chistera un viejo plan que solemos realizar cada tres meses: la tarde friki. Acepté sin dudar y presuroso preparé un diabólico plan.

Una tarde friki es como una buena receta de comida: tiene los ingredientes principales y los ingredientes secretos, que deben ser aderezados en el lugar y momento justos. La receta de esta tarde contenía lo siguiente:

• Stargate SG-1. El arca de la verdad. Película que finaliza la serie de ciencia ficción más larga hasta la actualidad (sin contar spin off).
• El comienzo de Buck Rogers, para comprobar si funcionaba la función de subtítulos de la PS-3 de mi compañero.
• El comienzo de Moonlight, por lo sugerente que es.
• Un capítulo de Excel Saga, por la absurdo e incomprensible que resulta.
• Un capítulo de Erase una vez... el espacio, con lo que iba tendiendo la trampa.
• Y por último el segundo piloto de Star Trek, la serie original. Decir que bastaron sólamente 10 minutos para cerrar el lazo y mi compañero cayó en la cuenta de que le gusta Star Trek, es decir que tenemos un nuevo trekkie converso (ahora no parará hasta ver los 724 capítulos restantes y las 10 películas).
• Acabamos jugando un poco al Splinter Cell: double agent (por cierto, a este paso Tom Clancy va a poder cambiar su tanque por una fragata).

Luego sacamos a pasear a su perra y quedamos con otros amigos para ir de pinchos para cenar.

Por cierto al volver a casa hacia las 11 me encontré con el hijo de un compañero que trató de convencerme para que jugase a un juego de estrategia llamado: "Yo presidente". Que mejor guinda para tal ocasión.

Sólo me queda añadir: "Larga vida y prosperidad".