Ya era hora que me acercase a una película española, aunque sea en forma de coproducción y rodada en la idílica Suiza. Se trata de una de esas películas producto de otra época, donde el cine se podía utilizar indirectamente con fines educativos o propagandísticos. "El cebo" (1958) es una de esas películas de visión obligada para cualquier tierno infante (perdón, mejor dicho para los desaprensivos padres que pululan por este mundo sin prestar la debida atención a sus hijo) para que sea consciente de que no tiene que hablar con extraños.
El cebo (1958)
Título original: El cebo
Duración: 90 min
Director: Ladislao Vajda
Guión: Ladislao Vajda, Hans Jacoby y Friedrich Dürrenmatt
Música: Bruno Canfora
Fotografía: Heinrich Gärtner y Ernst Bolliger
Reparto: Heinz Rühmann, Sigfrit Steiner, Gert Fröbe, Siegfried Lowitz, Michel Simon, Heinrich Gretler
Sinopsis: Una niña aparece asesinada en el bosque de un pequeño pueblo suizo; la investigación comienza muy pronto, pero las sospechas recaen en el viejo vendedor ambulante que encontró el cadáver; solamente el comisario Matthäi duda de su culpabilidad, pero se acaba de retirar y deja el caso en manos de un compañero. Mientras, el anciano, no resistiendo la situación, se suicida en su celda. Ya en el aeropuerto el comisario repara en algunos detalles contados por los niños de la escuela y decide investigar por su cuenta.
Ladislao Vajda (1906-1965) es uno de esos directores que en la actualidad está siendo rehabilitado por la crítica. Clasificado inicialmente como uno de los directores adictos al régimen con el paso del tiempo va constituyéndose en una pieza clave del cine español de la posguerra.
Húngaro de nacimiento, fue unos de esos directores que sufrió en sus propias carnes las desdichas provocadas por La Segundo Guerra Mundial. Comenzó su carrera como guionista en el exuberante cine mudo alemán y austriaco, donde se empapó del expresionismo. Años más tarde trabajó como montador para directores como Billy Wilder o Henry Koster. Con la llegada del conflicto armado fue huyendo de un país a otro hasta que se asentó en la España franquista, donde desarrolló la mayor parte de su carrera como director y se convirtió en el director que mejor retrataba las miserias de la posguerra, consiguiendo además un enorme éxito de público con ello.
Entre sus filmes de esta etapa destacan: un drama periodístico sobre la lucha de clases, "Séptima página" (1950); una película de aventuras sobre los bandoleros de Sierra Morena, "Carne de horca" (1953); la mítica "Marcelino, pan y vino" (1955), una de las películas más taquilleras de la posguerra; otra con Pablito Calvo sobre el mundo de los toros, "Mi tío Jacinto" (1956); una incursión en el fantástico con Peter Ustinov como protagonista, "Un ángel pasó por Brooklyn" (1957); y su película póstuma con Sara Montiel, "La dama de Beirut" (1965).
En resumen un director que trató en vida de variar su repertorio, sin querer quedarse encasillado en un único género y que fue nominado en varias ocasiones para la Palma de Oro de Cannes, pero que el revisionismo de la transición lo dejó marcado como un director proclive al régimen, con lo cual sus fantásticas incursiones cinematográficas cayeron en el mayor de los olvidos.
Vamos con la crítica de la película que hoy nos ocupa, "El cebo" (1958). Es un filme que le falta muy poco para convertirse en obra maestra. Algunos pequeños errores que comentaré más adelante son los que evitan que puede dársele este calificativo. Se trata de un película compleja donde se encuentran elementos tan diversos como la fantasía, el retrato psicológico de un asesino en serie, la técnica forense policial, los interrogatorios, la pobreza, el engaño, etc.
Es una especie de thriller lento que combina el cine negro de John Huston con el retrato psicológico de Hitchcock. Está llenas de escenas tan impactantes y modernas como la del análisis del cuerpo encontrado en el bosque, donde los policías están preocupados por la lluvia que se ha llevado las huellas dactilares o el devenir por el bosque de la persona que la encontró (42 años antes de CSI). Otras escena a destacar es el análisis psicológico del asesino obtenido a partir de un dibujo o la charla didáctica que da un policía en una escuela de primaria, que parece ir más dirigida al público infantil que a los propios personajes.
De todas formas el núcleo central, como no podría ser de otra manera, se encuentra en la segunda parte de la película, donde un ya retirado comisario Matthäi utiliza la hija de una mujer soltera, sin su conocimiento, como cebo para capturar al asesino en serie. Una de las claves argumentales más oscuras que recuerdo, el empecinamiento de un policía que puede llevar a cabo una de las mayores atrocidades en la caza de su némesis.
¿Qué es lo que falla en la función? La fría primera parte casa mal con la segunda parte de la película. El modo que tiene de acercarse el comisario Matthäi a su cebo es muy parecido al que tiene el asesino, rompiendo con el mensaje que trata de transmitir la película de que no se debe hablar con extraños. Además los momentos cómicos, como la compra de la gasolinera, quedan demasiado artificiales en contraste con otros tan dramáticos como cuando va a informar a la familia de la niña asesinada al principio de la película. Si a esto le unimos algunos pequeños errores de montaje, hace que una película que podría ser una obra maestra se quede en un film encomiable, para disfrute de cinéfilos empedernidos como yo, pero que no forma parte de las grandes listas.
Bueno, como siempre, vamos con lo mejor:
Lo peor:
Las anécdotas más curiosas que rodean a esta producción son:
El trailer que se pudo ver originalmente en las salas cinematográficas alemanas fue (no he podido encontrar la versión española):
Como siempre, para acabar, una pequeña selección de las frases más impactantes que pudimos oír durante la proyección:
Título original: El cebo
Duración: 90 min
Director: Ladislao Vajda
Guión: Ladislao Vajda, Hans Jacoby y Friedrich Dürrenmatt
Música: Bruno Canfora
Fotografía: Heinrich Gärtner y Ernst Bolliger
Reparto: Heinz Rühmann, Sigfrit Steiner, Gert Fröbe, Siegfried Lowitz, Michel Simon, Heinrich Gretler
Sinopsis: Una niña aparece asesinada en el bosque de un pequeño pueblo suizo; la investigación comienza muy pronto, pero las sospechas recaen en el viejo vendedor ambulante que encontró el cadáver; solamente el comisario Matthäi duda de su culpabilidad, pero se acaba de retirar y deja el caso en manos de un compañero. Mientras, el anciano, no resistiendo la situación, se suicida en su celda. Ya en el aeropuerto el comisario repara en algunos detalles contados por los niños de la escuela y decide investigar por su cuenta.
Ladislao Vajda (1906-1965) es uno de esos directores que en la actualidad está siendo rehabilitado por la crítica. Clasificado inicialmente como uno de los directores adictos al régimen con el paso del tiempo va constituyéndose en una pieza clave del cine español de la posguerra.
Húngaro de nacimiento, fue unos de esos directores que sufrió en sus propias carnes las desdichas provocadas por La Segundo Guerra Mundial. Comenzó su carrera como guionista en el exuberante cine mudo alemán y austriaco, donde se empapó del expresionismo. Años más tarde trabajó como montador para directores como Billy Wilder o Henry Koster. Con la llegada del conflicto armado fue huyendo de un país a otro hasta que se asentó en la España franquista, donde desarrolló la mayor parte de su carrera como director y se convirtió en el director que mejor retrataba las miserias de la posguerra, consiguiendo además un enorme éxito de público con ello.
Entre sus filmes de esta etapa destacan: un drama periodístico sobre la lucha de clases, "Séptima página" (1950); una película de aventuras sobre los bandoleros de Sierra Morena, "Carne de horca" (1953); la mítica "Marcelino, pan y vino" (1955), una de las películas más taquilleras de la posguerra; otra con Pablito Calvo sobre el mundo de los toros, "Mi tío Jacinto" (1956); una incursión en el fantástico con Peter Ustinov como protagonista, "Un ángel pasó por Brooklyn" (1957); y su película póstuma con Sara Montiel, "La dama de Beirut" (1965).
En resumen un director que trató en vida de variar su repertorio, sin querer quedarse encasillado en un único género y que fue nominado en varias ocasiones para la Palma de Oro de Cannes, pero que el revisionismo de la transición lo dejó marcado como un director proclive al régimen, con lo cual sus fantásticas incursiones cinematográficas cayeron en el mayor de los olvidos.
Vamos con la crítica de la película que hoy nos ocupa, "El cebo" (1958). Es un filme que le falta muy poco para convertirse en obra maestra. Algunos pequeños errores que comentaré más adelante son los que evitan que puede dársele este calificativo. Se trata de un película compleja donde se encuentran elementos tan diversos como la fantasía, el retrato psicológico de un asesino en serie, la técnica forense policial, los interrogatorios, la pobreza, el engaño, etc.
Es una especie de thriller lento que combina el cine negro de John Huston con el retrato psicológico de Hitchcock. Está llenas de escenas tan impactantes y modernas como la del análisis del cuerpo encontrado en el bosque, donde los policías están preocupados por la lluvia que se ha llevado las huellas dactilares o el devenir por el bosque de la persona que la encontró (42 años antes de CSI). Otras escena a destacar es el análisis psicológico del asesino obtenido a partir de un dibujo o la charla didáctica que da un policía en una escuela de primaria, que parece ir más dirigida al público infantil que a los propios personajes.
De todas formas el núcleo central, como no podría ser de otra manera, se encuentra en la segunda parte de la película, donde un ya retirado comisario Matthäi utiliza la hija de una mujer soltera, sin su conocimiento, como cebo para capturar al asesino en serie. Una de las claves argumentales más oscuras que recuerdo, el empecinamiento de un policía que puede llevar a cabo una de las mayores atrocidades en la caza de su némesis.
¿Qué es lo que falla en la función? La fría primera parte casa mal con la segunda parte de la película. El modo que tiene de acercarse el comisario Matthäi a su cebo es muy parecido al que tiene el asesino, rompiendo con el mensaje que trata de transmitir la película de que no se debe hablar con extraños. Además los momentos cómicos, como la compra de la gasolinera, quedan demasiado artificiales en contraste con otros tan dramáticos como cuando va a informar a la familia de la niña asesinada al principio de la película. Si a esto le unimos algunos pequeños errores de montaje, hace que una película que podría ser una obra maestra se quede en un film encomiable, para disfrute de cinéfilos empedernidos como yo, pero que no forma parte de las grandes listas.
Bueno, como siempre, vamos con lo mejor:
- La fantástica fotografía que retrata las miserias de una idealizada Suiza.
- La dirección artísticas de los niños.
- La madre de Schrott (Berta Drews) que parece sacada de un film de Hitchcock.
- La parafernalia policial de la investigación, con el interrogatorio incluido.
- La interpretación que hace Gert Fröbe del asesino (el grito final es inolvidable).
- La recreación del mundo infantil, con ese fantástico y enigmático dibujo de la escuela.
- La frialdad del comisario Matthäi (Heinz Rühmann), que es capaz de encontrar lógica a todo su plan.
- La idea de utilizar una pequeña marioneta a modo de duende.
- Y por último destacar, la impresionante interpretación de Michel Simon como Jacquier en la primera parte de la película.
Lo peor:
- El final feliz no hace justicia a la oscuridad del argumento.
- El disparo detrás de los matorrales está mal montado.
- La escena cómica donde Matthäi (Heinz Rühmann) compra la gasolinera.
- La escena de la cena de jubilación, no aparta nada a la película en general.
Las anécdotas más curiosas que rodean a esta producción son:
- Al mismo tiempo que se rodaba la película, uno de los guionistas, Friedrich Dürrenmatt, novelizaba el guión, dando lugar a "La promesa", cuyo final es mucho más oscuro que el de la película.
- De la novela anterior se rodó una película dirigida por Sean Penn y protagonizada por Jack Nicholson, "El juramento" (2001). En cierta forma es un remake de la película que hoy nos ocupa.
- El actor que interpreta al profesor Manz en la versión alemana es Ewald Balser, mientras que en la versión en inglés éste era interpretado por Roger Livesey (algo que no era inhabitual en los inicios del cine europeo).
- El actor Gert Fröbe, que interpreta al terrorífico Schrott, sería el famoso Goldfinger en "James Bond contra Goldfinger" (1964), uno de los enemigos más letales del agente secreto al servicio de Su Majestad.
El trailer que se pudo ver originalmente en las salas cinematográficas alemanas fue (no he podido encontrar la versión española):
Como siempre, para acabar, una pequeña selección de las frases más impactantes que pudimos oír durante la proyección:
"Pregúntele si llueve en Muggendorf."
"Un policía nunca aparta la vista."
"Ya lo dije ante, pasé por aquí por pura casualidad, por pura casu.."
"Tiene que jurármelo."
"Un hombre, un hombre malo ha matado a la pobre Greta. Hay hombres así de malos. Atraen a los niños a un escondite, a un bosque, a un sótano o a un coche. Siempre buscan lugares escondidos. Y, a veces un hombre así hace tanto daño a una niña que la niña muere. Eso es lo que le ha pasado a la Greta. Hay que encerrar a los hombres que hacen cosas tan malas. Preguntaréis porque no les encerramos antes de que cometan esos crímenes. Pues no podemos hacerlo porque no hay forma ninguna de reconocerlos. No se les nota en nada, pero hay un modo de evitarlo. Nunca habléis con un desconocido, no vayáis con nadie que no conozcáis."
"Greta fue a ver a un gigante".
"Pues no era un cuento."
"Vas a pasear, malgastas la gasolina, tiras el dinero y no haces nada útil. Y por las noches el señor se encierra y se hace el enfermo."
"No estoy enfermo, me encuentro bien, mejor que nunca."
"Ana María podría disfrutar más de su madre."
"Hola, ¿verdad qué eres un mago?"
"Tiene que marcharse porque no puede seguir arriesgando la vida de la niña."
"Ana María le ha estado sirviendo de cebo".
"Un policía nunca aparta la vista."
"Ya lo dije ante, pasé por aquí por pura casualidad, por pura casu.."
"Tiene que jurármelo."
"Un hombre, un hombre malo ha matado a la pobre Greta. Hay hombres así de malos. Atraen a los niños a un escondite, a un bosque, a un sótano o a un coche. Siempre buscan lugares escondidos. Y, a veces un hombre así hace tanto daño a una niña que la niña muere. Eso es lo que le ha pasado a la Greta. Hay que encerrar a los hombres que hacen cosas tan malas. Preguntaréis porque no les encerramos antes de que cometan esos crímenes. Pues no podemos hacerlo porque no hay forma ninguna de reconocerlos. No se les nota en nada, pero hay un modo de evitarlo. Nunca habléis con un desconocido, no vayáis con nadie que no conozcáis."
"Greta fue a ver a un gigante".
"Pues no era un cuento."
"Vas a pasear, malgastas la gasolina, tiras el dinero y no haces nada útil. Y por las noches el señor se encierra y se hace el enfermo."
"No estoy enfermo, me encuentro bien, mejor que nunca."
"Ana María podría disfrutar más de su madre."
"Hola, ¿verdad qué eres un mago?"
"Tiene que marcharse porque no puede seguir arriesgando la vida de la niña."
"Ana María le ha estado sirviendo de cebo".
No dudo que sea altamente interesante, pero de verdad; ¿alguien se lee todos estos tochos?
ResponderEliminarVi esta película siendo muy pequeña y durante muchos años no supè de donde venían las pesadillas que tenía con bosques, niños y gigantes con abrigos que les regalaban chocolate. Me aterrorizaba. Años después pasé por delante del televisor y vi una imagen que me produjo escalofríos. Estaban poniendo "El cebo" y descubrí el origen de las pesadillas. No he vuelto a verla nunca, per tengo muchas ganas.
ResponderEliminar