Decisión soberana

Por muy increíble que resulte en la LOMCE, una ley donde todo está tasado hasta la extenuación y que no es algo demasiado malo en principio, existe un incomprensible vacío que por desgracia nos hemos comido con patatas los profesores de Tecnología y que tiene todas las papeletas para convertirse en un marrón de proporciones cósmicas.

Resulta que el Gobierno que aún (esto también es incomprensible) defiende a capa y espada la uniformidad idiomática a lo largo de todo el territorio español junto con su apéndice autonómico introduzca en la nueva ley una serie de contenidos relacionados con la programación (probablemente por seguir la onda de lo que está pasando en el que resto del mundo) sin indicar de una forma fehaciente cuál debería ser el lenguaje de programación a utilizar preferentemente para alcanzar semejante empeño. Refiriéndose al tema mediante generalidades en algunos currículos o dando una lista de lenguajes de programación acabada con un etcétera en otros.

La verdad es que no sería demasiado preocupante, dado que la administración educativa tarda bastante tiempo en digerir cualquier cosa que se salga de un currículo reciclado del siglo XIX, sino fuese porque 4 de las 5 asignaturas que contienen los contenidos anteriormente reseñados tienen la peculiaridad de que van a ser evaluadas mediante las famosas reválidas a final de este curso. Sí, esas de las que por el momento no sabemos nada habiendo comenzado ya el curso.

Ahora bien, cabe suponer que el que esté desarrollando la pruebas para dichas asignaturas sea consciente de que no se ha fijado ningún lenguaje de programación por el momento. Así que una de dos, o hacen todo el examen pidiendo resolverlo mediante pseudocódigo o el corrector de dicha prueba se enfrentará a una interminable e imposible Babilonia de diferentes lenguajes programación escritos a mano. Me gustaría ver el dedo del guapo que es capaz de compilar en semejante situación con una corta ventana temporal para corregir.

De todas formas, ya con el curso empezado y a punto de cerrar las programaciones didácticas de este curso, he tomado la decisión soberana, fundamentada en criterios pedagógicos y utilizando mi ya limitada libertad de cátedra, dentro de la república bananera que dirijo, dígase el departamento unipersonal de Tecnología, de que los alumnos del IES Ramón Olleros se hagan hinchas acérrimos del Python 3, aunque ellos no sepan en el berenjenal en que les estoy metiendo. Para llegar a semejante decisión me he basado en su espartana sintaxis (algo ventajoso cuando cabe la posibilidad de tener que escribirlo a mano), que pueda ser interpretado o compilado y que se lleva bastante bien con los equipos de 15 años que vamos a utilizar.

En fin, ya verás como dentro de un mes (cuando supuestamente publican como van a ser las reválidas) me tendré que retractar y me tocará enseñar el horror que algún catedrático de la Universidad de Valladolid o de Salamanca haya decidido en función de sus mezquinos intereses, dígase, el lenguaje de programación que imparte en primero de carrera. "Y es que ese es el recorrido que puede tener la decisión soberana que hoy he tomado libremente. Solo espero que el elegido no sea el infame, anacrónico e inmortal FORTRAN, que parece tener más vidas que un gato en algunos departamentos universitarios".