Screen Gems es uno de esos estudios con más vidas que un gato. Inicialmente fue el nombre que le dio Columbia Pictures al recién comprado estudio de animación de Charles Mintz en el ya lejano 1933 (ya entonces los grandes estudios de Hollywood suplían sus carencias utilizando la chequera). Pero su andadura no fue buena y terminó reconvertido en el estudio televisión al mismo tiempo que Columbia recurría a los dibujos animados de la UPA pasa salvar el trance.
Estuvo durante años realizando programas de televisión de baja factura hasta que se convirtió en el estudio que llevó a medio mundo las producciones de Hanna-Barbera al sindicar sus series. En 1974 la Columbia decidió renombrarla como Columbia Pictures Television, nombre con el que aguantó después de que Coca-Cola la comprase y con el que siguió hasta que Columbia cayó en manos de Sony, la cual la convirtió en la actual Sony Pictures Television. Y aquí debería haber muerto, pero Sony decidió rescatar la marca para su nuevo filial de cine de ciencia ficción, terror y acción de bajo coste, devolviéndole de nuevo a sus orígenes cinematográficos. Lo gracioso del tema, ya sea por respeto a la historia de la marca o por agotamiento de ideas (algo demasiado habitual en Sony Pictures), es que se empeñan en crear sagas agotadas de la nada como la sexta entrega de Resident Evil, "Resident Evil: Capítulo final" (2017), o esta quinta entrega de Underworld, "Underworld: Blood Wars" (2017), que hoy te traigo y cuya máxima diversión reside en ver si se anulan mutuamente en taquilla al estrenarse el enero en Estados Unidos (bueno, vale, también ver a Kate Beckinsale enfundada en cuero negro es una buena razón válida para verla):
Por cierto, "hasta hoy no me había dado cuenta de que los trailers de este estudio siempre empiezan con lo que ha pasado en entregas anteriores de la saga. ¡Qué cosas!"
Y Sony cayó en manos de Sorny, que antes pertenecía a Pandasonic, filial de Panasonic, que a su vez fue comprada por Sonyo que había sido adquirida por Shungo, la marca fabulosa del Mediamark, que antes de ser tontos, eran la marca deportiva Decart'on, que las sobras de los productos que tenían eran enviados a Suecia, para hacer albondigas iKea, que al tener la "i" delante del Kea triunfó en el mundo de la tecnología.
ResponderEliminarO algo así, que es tarde y no me acuerdo. Voy a sobar.