martes, 13 de abril de 2010

De nuevo en la encrucijada

Según se va desvaneciendo el efecto Obama y la crisis económica persiste en el primer mundo, con sus efectos colaterales en el resto del planeta, los vientos de cambio que parecían surgir a finales del año pasado se han quedado en una olvidadiza brisa primaveral, al igual que ha pasado con cada final de década en los últimos años, donde una cruda crisis económica o política ha vuelto a anestesiar las prometidas reformas.

Europa se encuentra adormecida por las luchas nacionalistas, cuando hay dinero de por medio nadie cree en esa ficticia unión que pregonaban los padres fundadores de la solución que evitase una nueva guerra. Ahora los pasillos de Bruselas se encuentran paralizados por una ampliación no deseada (recordemos que esta fue auspiciada por los propios Estados Unidos para consolidar la caída del Telón de acero). Cualquier decisión importante debe ser tomada por unanimidad por 27 presidentes de facciones políticas contrarias, con calendarios electorales distintos y opiniones públicas que no llegan a comprender la necesidad de formar parte de algo mayor. El egoísmo es moneda de cambio en la actualidad, y sino que le pregunten a Grecia, que como mucho obtendrá un préstamo con unas condiciones más espartanas que las que aplicó la Sociedad de Naciones a la Alemania del periodo de entreguerras.

Por otro lado, los Estados Unidos, en su papel de policía del planeta se encuentra empantanado en múltiples frentes, unos heredados de la administración anterior y otros producto de la madre naturaleza. Lo que en el pasado era un enemigo bien definido con el que jugar una complicada partida de ajedrez global, ahora se ha convertido en una maraña de conflictos de baja intensidad que no hacen más que alimentar la lacerante deuda pública. Obama podrá haber sacado adelante una versión reducida de su plan sanitario, que le robó a su contrincante de las primarias, Hillary Clinton, pero en él ha gastado la mayor parte de su rédito político a nivel local. Como consecuencia su perfil en el campo internacional se va desvaneciendo poco a poco. Por ejemplo no es de cargo que ahora diga que Al Qaeda puede conseguir un arma nuclear, ya que es exactamente lo que esperaríamos oír del presidente Bush. Mientras tanto Hillary Clinton se dedica a aplicar la confusa política exterior que aprendió durante la presidencia de su marido, o sea, se dedica a apagar fuegos donde estallan pero sin tener ninguna idea innovadora.

Ante este panorama de inactividad, ¿que pasa en el resto del mundo?:

  • Israel sigue a lo suyo, creando una realidad de hechos consumados que le permitan llegar a la situación deseada.
  • Los grupos terroristas crecen sin parar en las tierras de Oriente Medio, ya que como estaba claro, la ocupación militar no es una solución válida para una guerra de guerrillas global.
  • Pakistan y la India siguen en su particular carrera nuclear sin dejarse acongojar por las viejas potencias.
  • China juega el doble juego de ganar la guerra económica a los Estados Unidos mediante la deslocalización de la industria norteamericana y la colonización mediante inversiones de la abandonada África.
  • Rusia despierta poco a poco, capturando a aquellos países que decidieron o no pudieron entrar en la abanico europeo. Sino que le pregunten a Islandia.

¿Qué nos deparará el futuro? Nadie lo sabe, aunque de algo estoy seguro, según vaya avanzando la década una nueva ola de optimismo irá embargando al mundo gracias a la llegada de un sólido crecimiento económico que terminará abruptamente con la llegada de un nuevo fiasco, ya sea en forma de parón económico o de crisis política.

De todas formas, nosotros, "como todos los habitantes del primer mundo seguiremos anestesiados con pan y circo, el pan en forma de Ipads y el circo en forma de fútbol (el cine ya ha perdido esta capacidad)".

5 comentarios:

  1. Me gusta la crónica del estado actual del mundo, bastante acertada.
    Sin embargo discrepo en lo de la SDN...creo que a Alemania se la prepararon sensiblemente mas gorda (aun recuerdo los billetes de un millon de marcos que venian en mi libro de sociales).

    Un saludo!

    Miguel

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  2. Cuando un pan costaba miles de marcos y los alemanes iban a comprar con un carro de supermercado cargado de billetes.

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  3. Suso, aún tras leer tu escrito me queda la duda de si has modificado esa postura sobre la que hemos discutido varias veces en los últimos tres años.

    Tras ver lo difícil que está siendo el rescate de grecia, la desconfianza hacia el país y las reticencias para poner el dinero encima de la mesa (por no hablar de las condiciones: los bonos se están emitiendo al 7%)...

    ¿Sigues en tu sincera convicción de que por mediocre que sea la gestión de nuestro bobierno, Francia y Alemania van a perder el culo por ayudarnos?

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  4. No. Grecia es un mercado diminuto y el efecto de su crisis es sobre la valoración del euro en los mercados internacionales. Por contra, España es uno de los mercados fundamentales del mercado común. Los intercambios con la eurozona suponen cerca del 66% de nuestras importaciones y exportaciones (aunque no sea muy correcto hablar en estos términos). Dejarnos caer crearía un efecto domino de consecuencias impensables. Piensa que Italia, de la que nadie habla, está mucho peor que nosotros (su deuda es tremenda y la corrupción no tiene medidas). Dejar caer a España implicaría dejar caer a Italia. No creo que los alemanes se puedan permitir perder de golpe un tercio de su mercado tradicional, ya que en los mercados emergentes ya han perdido la batalla contra los chinos. Somos demasiado importantes para dejarnos caer.

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  5. Chuchi, Chuchi, que feliz vives en tu silla de funcionario y cuan alejado estás de la realidad.
    Si gente de tu nivel intelectual aún cree que España es el centro del mundo es que esta crisis no nos está enseñando nada.

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