Bueno, ya vi el último capítulo del Ministerio del tiempo. Sí, ese que ha causado más de un dolor de cabeza en los televidentes españoles y la verdad sea dicha es que no es para tanto. Aunque pensándolo bien, dado que es el segundo producto del género (el primero fue El barco) de consumo familiar en España no es de extrañar que haya producido tanto revuelo.
Y es que en el fondo la mayoría de la población, y más aún la que sintoniza a diario la televisión pública, es virgen en el tema de los viajes temporales dado que su única referencia es la primera temporada de esta serie, que salvo en el último capítulo fue bastante rígida en cuanto al tema de las paradojas (y éste también causó revuelo en las redes sociales). Así que no es de extrañar que un efecto en cascada como se ve al final de este capítulo haya causado más de un dolor de cabeza, aunque sea lo más habitual tanto en series de viajes en el tiempo como en las de space opera que se adentran en ocasiones en este problemático campo.
De entrada, como conocedor del género, me llamó bastante más la atención la cita a unos hasta el momento desconocidos ingenieros temporales en el capítulo de la semana anterior, donde realizaban un bucle entre dos puertas al más puro estilo Stargate SG-1 que lo que hoy estoy comentando. Ya que estos podrían dar un juego increíble si la serie termina por asentarse en la parrilla y puede darnos año tras año una temporada nueva (por el momento las audiencias apoyan esta presunción), que algo que obviamente tendría que ocurrir más a menudo visto el desarrollo de los diferentes capítulos. Es más, siempre he supuesto que el propio Ministerio se encuentra en una especie de burbuja temporal que impide que nuestros protagonistas sean afectados por estas cascadas de cambio temporal, si no como leches sabrían cual es la línea temporal correcta para subsanar los errores cometidos tanto por agentes como por los enemigos del Reino. Un capítulo como el de la anterior semana donde un agente suplanta al Cid no sería posible si los guionistas no tuviesen esta presunción en la cabeza todo el rato.
Pero es que además da lo mismo, como demuestra temporada tras temporada Doctor Who, donde si se tiene en cuenta la serie clásica sería imposible justificar cada paradoja temporal que ha ocurrido en las últimas cinco décadas. No te puedes imaginar el galimatías que es después de 800 capítulos.
En fin, no me quiero imaginar lo que pasará cuando viajen por la primera puerta al futuro y violen la norma más básica del Ministerio. Twitter simplemente arderá, supongo. Aunque, "a lo mejor no hay que esperar tanto, ya hay un capítulo de esta temporada basado en un argumento de Star Trek según el creador de la serie".
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