¿Más lento?

Hoy tocaba charla de ingenieros en mi centro, ya sabes, por eso de tratar de llenar un poquito la anémica Escuela de Ingenieros de Béjar. Así que junto con mis alumnos de 2º de Bachillerato me dirigí al salón de actos de mi centro (la verdad es que tiene un bonito nombre la sala multiusos de los institutos) para asistir a un acto propagandístico en toda regla.

El dúo de profesores que impartieron la charla en cuestión no defraudaron. Vendieron como nadie las bondades de estudiar Ingeniería Industrial. Que si es la carrera con más salida de este país (nunca mejor dicho, dentro de poco con semejante título te darán el pasaporte de regalo), que si todo lo que vemos a nuestro alrededor lo diseñan ingenieros industriales, que además casi siempre se quedan para ejecutar las obras, etc. Vamos, que hasta a un servidor le entraron ganas de convalidar la Ingeniería Electrónica para hacer el dichoso máster que me permitiese decir que soy ingeniero químico sin serlo, aunque esto me duró cuatro nanosegundos, así estoy de inmunizado por mi larga relación con Radiactivo-man.

Fotografías y más fotografías de presas, centrales térmicas o aerogeneradores se sucedían (hasta una de la sala de control de la central nuclear de Almaraz) sin resuello. Todo parecía idílico aunque el contrapunto a semejante despliegue lo dio un alumno graciosillo que preguntó que si esto que le estaban contando servía para ser ingeniero de la NASA. Entre bambalinas otros alumnos más discretos me preguntaron cosas como cuánto costaba el PowerBook que habían traído o que era eso de IBM de lo que estaban hablando.

Ahora bien, en los estertores de la charla el conferenciante empezó a hablar del sistema GPS y mira tú por donde en un momento dado se introdujo el solito en el oscuro mundo de los efectos relativistas que sufre el sistema. Llegado ese momento cualquier cosa era posible y resulta que cuando iba a explicar que para solucionar esos efectos el reloj que portan los satélites va a diferente velocidad de los terrestres se trabó, lanzando la siguiente pregunta al público compuesto por alumnos de 4º de la ESO y Bachillerato: "¿Más lento?".

Y pasó algo extraño, bueno, no demasiado extraño porque el mes pasado había explicado el funcionamiento del sistema GPS a mis alumnos de Tecnología de 4º de la ESO. Todas las miradas de la sala se dirigieron hacia mi incluida la del asombrado conferenciante. Mi respuesta fue un simple asentimiento de cabeza. Así nos las gastamos los físicos con los ingenieros (había otros dos en la sala aunque el único con bata era yo).

Por si hay alguna duda de la corrección de mi respuesta te dejo aquí el enlace a un artículo donde lo explica todo con pelos y señales.

En fin, "sólo espero que mi acto de soberbia me haya servido para conseguir otro par de alumnos para mi asignatura de Tecnología Industrial I, que los nuevos mínimos de matriculación que impone la Consejería de Educación son casi imposibles de alcanzar".