jueves, 23 de julio de 2009

El zapatero y sus zapatos

Una de los profesiones más ancladas en el pasado es la del zapatero, refiriéndome no a aquella persona que posee una de esas zapaterías tan fashion que pueblan las calles comerciales, sino a la que tiene la función de reparar el calzado dañado o roto.

Puede parecer increíble que hable de una persona así en los tiempos que corren, donde la cultura del usar y tirar está al orden del día, ya no sólo para la ropa (el caso de la mercería que poseía mi familia lo atestigua) sino también para cualquier aparato electrónico o electrodoméstico. De ahí que para más de un lector de este blog resulte extraño que me haya detenido a hablar de tan singular profesión.

Bueno, tanto yo como mi madre solemos ir al zapatero para reparar aquel calzado que todavía tiene visos de supervivencia. Es obvio, y para ello no necesito la actual crisis, que si con una simple reparación de 3 o 4 euros me ahorro comprar un par nuevo de zapatos (fuera de rebajas por ende), estoy en cierta forma contribuyendo tanto al ahorro energético como al fomento del trabajo personal (a las máquinas que les den), además de ahorrándome un buen pellizco.

Y te estarás preguntando porque te estoy largando semejante discurso. Pues la razón de ello estriba en que el último zapatero de Benavente se ha modernizado por la falta de compromiso por parte del ciudadano medio. Me explico. Hasta el momento uno llegaba con unos zapatos estropeados, se los enseñaba al hombre en cuestión, éste hacía una valoración in situ del coste de la reparación y del momento en el cual la tendría hecha, si estabas de acuerdo se los dejabas y pasabas a recogerlos el día propuesto.

Ahora, para asombro de los habituales (dígase las personas formales que suelen utilizar sus servicios), pide un número de teléfono de contacto para amedrentar a aquellas personas que le dejan un par de zapatos y no pasan a recogerlos.

Serán cosas de la crisis, "o el ambiente está verdaderamente enrarecido y más de uno ha perdido el norte. A mi jamás se me ocurriría perturbar a un profesional como éste".

1 comentario:

  1. Es como el trabajo de cazador de gamusinos.
    cada vez quedan menos porque la demanda es menor (hoy dia todos tienen sus igamusin de apple tactiles y con conexion Wo-Fi.
    y claro a los cazadores les toca innovar (cambiar el color de la escopeta, hacerlo mas barato...)

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