Esperpento huelguil

Yo no fui a la huelga. Lo que hace veinte años me hubiese convertido en un esquirol (término que nunca pensé anotar en mi tarjeta particular dada mi ascendencia política) marcado a fuego por las iracundas miradas de los componentes de los piquetes, ha pasado a ser un simple concepto a utilizar en un artículo de este blog.

Ya sabes que llevo mucho tiempo diciendo que parece que vivimos una especie de pantomima ridícula de la realidad que nos correspondería por derecho, una especie de transcripción de un guión de una película de Los hermanos Marx nunca rodada. Aunque en mi experiencia de la jornada huelguista de hoy puedo ir un poco más lejos. Empezó como se esperaba, con un piquete informativo a la puerta del instituto, pero ya en los primeros segundos parecía que algo funcionaba en la escena. Estaban cuatro sindicalistas, supuestos compañeros dado que no los había visto en mi vida, pertrechados hasta arriba de toda la parafernalia necesaria, incluidas las socorridas octavillas, soltando las consabidas consignas. A pocos metros se encontraba la habitual periodista, prototípica con su melena rubia al viento y baja estatura, acompañada de su gigantesco y barbudo cámara, en una clara dejadez de funciones. No trató de entrevistar a los perplejos alumnos o a los trabajadores que renunciaban alegremente a una parte de su sueldo, sino que esperó comedidamente a que sonase el timbre para quedarse a solas con los cuatro valientes y poder hacer su entrevista. La razón de este comportamiento me es esquiva, no sé si es que quería obtener un plano diáfano o arrastraba problemas con el sonido, pero me recordó mucho a alguna de esas escenas de "La vida de Brian" (1979).

En cuanto a la repercusión de la convocatoria dentro del instituto, la verdad es que desacredita las cifras de ambos bandos, ni el 80% sindical, ni el 12% gubernamental. Fueron simplemente 5 personas dentro de un claustro de 130 profesores, obviamente un dato que desilusionó a nuestro colectivo más importante, los alumnos, ya que faltaron menos profesores que los que suelen hacerlo en un día normal por razones médicas (por cierto, esto da mucho que pensar).

A nivel nacional, prosigue esta curiosa historieta sin sentido que está siendo la segunda legislatura de Zapatero. Cuando en el resto del Europa (porque la crisis es general en toda ella, pese a quien le pese) los diferentes gobiernos se enfrentan a una tremenda presión por parte de sus conciudadanos ante el recorte del estado del bienestar (recuerda las huelgas generales griegas de los últimos meses), nuestro presidente se ha encontrado con con una especie de amago de huelga que ha convertido a los sindicatos en una especie de sombra de lo que fueron y situado a la oposición en una situación completamente insostenible. Cómo puede salir Rajoy a criticar al gobierno, cuando los funcionarios (uno de sus soportes electorales) no se rebelan contra el recorte salarial o llegan noticias de los países, que supuestamente habían hecho los deberes, de medidas desaforadas contra la crisis (Angela Merkel dixit). Con los sindicatos incapacitados para realizar una huelga general, un gobierno preso de los mercados internacionales, el señor Aznar mareando la perdiz a diario y Camps haciendo alarde de sus trajes, parece que el supuesto cercano horizonte electoral del amigo Mariano se aleja irremediablemente hacia el fatídico 2012.

En fin, entre tanto circo sinsentido, yo también decidí unirme a todo este esperpento con un tema de conversación surrealista, acorde con lo tiempos que corren: "ayer probé el canguro por primera vez y la verdad es que me pareció una carne muy seca".