Navidades perturbadoras

Bueno, ya he vuelto al redil, un año más viejo y con ganas de comerme el 2014 si eso es posible, o si me dejan los oscuros titiriteros que atesoran el poder, o hasta si me lo permiten los fenómenos meteorológicos (nunca más me reiré de expresiones tan esquivas como puede ser una ciclogénesis explosiva, parece que no aprendí la lección al respecto a partir de mi ya comentado hasta la saciedad encontronazo con una sobrecarga de aductores).

¿Por qué digo que estas fiestas han sido perturbadoras? Pues porque me han ocurrido multitud de situaciones extrañas o he aprendido cosas inusitadas. Ahora sé que los colchones tienen un comportamiento bipolar bien definido. También he aprendido que si no tienes WhatsApp no existes para la mayoría de tus amigos, el socorrido SMS se ha convertido es una especie de castigo bíblico que se niegan a sufrir (da lo mismo que en la mayoría de contratos de móvil sea gratis).

Por otro lado también he descubierto que se puede discutir sobre un jarrón tallado en piedra maciza durante 3 horas sin que dos de los polemistas hayan llegado a verlo nunca o que se puede crear una animada conversación sobre el tema de las consignas (por cierto, hoy he ayudado a un par de argentinos a entenderse con la consigna automática de la Estación de autobuses de Salamanca, para que luego digan que no es algo de rabiosa actualidad).

En lo cinematográfico he visto una de mis películas favoritas, "Desayuno con diamantes" (1961), con el peor sistema de subtitulado para sordos posible, partiendo la pantalla por la mitad y colocando a una traductora al lenguaje de signos en la mitad donde no se veía la película. Me tienen que explicar como leches se puede seguir una película de esa forma. Pero claro, después de asistir asombrado a la transformación de un temible dragón en el ser más aburrido de la faz de la Tierra Media, no sé porque me preocupo por semejantes detalles. Ahora que lo pienso, a lo mejor con este innovador formato se puede evitar más de un bostezo en presencia de Smaug.

Ya sé que estas fiestas son también motivo de reencuentro con los viejos amigos, ya sea en lo virtual o en lo presencial, aunque en esta ocasión he comprendido en toda su inmensidad el significado del Principio de Incertidumbre de Heisenberg. Parafraseándolo como el chiste, parece que el momento y la posición están abocados a no encontrarse nunca. Da lo mismo que te establezcas en el lugar de siempre, te encontrarás a uno de tus amores platónicos saliendo de ruta la mañana del Día Año Nuevo mientras ella corre o al amigo que esperabas en Benavente ese mismo día en una afamada cafetería de Salamanca cuatro días más tarde. Pero dado que de amigos me encuentro hablando en este momento, no podía dejar pasar la ocasión de informarte de que al fin he sido elevado a la categoría de villano, o eso supongo por lo que me llega por terceros, ya que al parecer mi comportamiento alegre y sano de todos vosotros conocido provoca en algunas personas una urticaria parecida a la sufrió nuestro afamado héroe nacional, el sempiterno Bárcenas. En fin, no echemos más leña en el fuego, no vaya a ser que la lie parda.

Ahora bien no todo en estas fiestas ha sido platica y desencuentros, también he tenido tiempo para ganar mi primera partida de Scrabble por un misero punto (no pensé que eso pudiese ser posible) o para descubrir que el arte se puede presentar en las formas más insospechadas y cuya pervivencia depende directamente de lo digital, valga la redundancia:

Y como no podría ser de otra manera, dado el interés mostrado por vuestra parte en mi siempre fascinante cumpleaños, aquí te dejo la reinterpretación que uno de los comensales hizo del acto en cuestión:

Por cierto, que cada vez afinan más en lo que respecta al regalo, todavía estoy llorando de alegría por haber recibido la Saga de Bond al completo:

En fin, "que os dejo con vuestras cosas para lanzarme a disfrutar de mi regalo mientras trato de discernir como hizo Moises para separar las aguas de Mar Rojo, a lo mejor tengo que pedir ayuda al profesor de Religión el próximo miércoles para acometer semejante azaña".