Normalmente las grandes estrellas de Hollywood son inaccesibles para el gran público, pero en raras ocasiones, eventualmente con algún fin social detrás (por muy cuestionable que este nos parezca a priori), suelen soltarse la melena. Y esta última frase me viene como anillo al dedo para presentarte a este Arnold Schwarzenegger caracterizado como si fuese Machete y transformado en un instructor de gimnasio:
En fin, "después de ver el duro entrenamiento de la fuente (diez tragos da la pobre), sobran las palabras".
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