Límites insospechados

A veces se me olvida que estoy en una capital de provincias, tan avanzada como la filosofía de Santo Tomás de Aquino. Fui el otro día a preguntar a mi caja de ahorros si mi tarjeta de débito tenía algún límite de compra por Internet y me contestó mi cajero habitual que en ese tipo de tarjetas no existía limite ninguno de compra. Pero claro, ¿quién iba a decirle a él que yo era el primer cliente que pretendía realizar una transacción importante por este moderno medio?

Este domingo me decidí a realizar la compra en cuestión. Como ya sabes, después de facilitar el número de tarjeta y el famoso PIN de 3 números (ese que se ve perfectamente en el reverso de la tarjeta), el servidor que te vende el producto pasa a confirmar con tu banco la operación. Y como no podía ser de otra manera, la razón de este artículo, apareció el fatídico mensaje: "Operación denegada por su entidad bancaria. Póngase en contacto con la empresa emisora de la tarjeta".

Bueno, vamos con el segundo intento, ahora utilizando la maravillosa tarjeta VISA que obtuve para mis viajes al extranjero. Supuse que su mágica versatilidad me permitiría llevar la operación a cabo. Craso error, el mismo mensaje se deslizó por mi pantalla.

Dado que la compra no era prioritaria, esperé hasta el día siguiente y volví a visitar mi caja de ahorros para solucionar el problema. Los empleados se quedaron asombrados con mi problema, no entendían que había ocurrido. Al investigar los reportes de mi cuenta encontraron la causa de la denegación: un críptico código alfanumérico (algo imposible de recordar).

Obviamente siguió una llamada a la central de la caja de ahorros, donde el encargado del cobro de tarjetas nos explicó que existe un límite para el pago no físico, es decir, cuando se utiliza la tarjeta para un pago electrónico. Éste existe para evitar que cuando te sustraen la tarjeta no te desfalquen completamente la cuenta, algo bastante razonable.

Lo más gracioso es que el límite existe tanto para tu protección como para la del banco, de ahí que para poder realizar la compra me lo subiesen a un intervalo acotado de dinero que rondaba la cantidad que quería gastar. Además me pusieron un límite de tiempo. Tenía hasta la medianoche de ayer para realizarla, antes de que los viejos límites retornasen y volvieran a impedirme obtener el producto. Y como siempre pasa en estos casos tuve que firmar un papel de descargo hacia la caja de ahorros, confirmando que conocía todos los riesgos que implicaba tal operación.

En fin, misión cumplida, ya he realizado la operación en cuestión y "ahora sólo me cabe esperar a que llegue ese pedazo de IMac de 27 pulgadas, con corazón i7 y 8 gigas de hambrienta memoria".