Bueno, esta semana tengo que tocar en mi asignatura de Tecnologías de la Información y Comunicación unos de los temas más espinosos que hay en la actualidad, los últimos 40 años de la Historia de la Informática. Una historia regada de reinados efímeros, torticeras maniobras para evitar las leyes antimonopolio y alianzas interesadas, la mayoría de ellas gestadas en oscuros despachos corporativos. Dudo que mis alumnos lleguen a comprender el calado de la puñalada trapera que dio Microsoft a su mentor, IBM (hasta dudo que les suenen estas siglas, y eso que la semana anterior les he machacado intensivamente con ellas), o que ésta misma librase a Apple de una bancarrota segura una década después para salvarse de un proceso antimonopolio por integrar en su sistema operativo el Explorer y borrar de paso de la faz de la tierra ese amigable Netscape que nos acompañaba en los inicios de la Red.
Repasando mentalmente lo que iba a decir y a partir de unos cuantos comentarios que he recibido en el blog en los últimos días me he dado cuenta de un par de hechos cuando menos curiosos. El primero con respecto a mis vivencias personales durante estos años como usuario de las Tecnologías de la Información y Comunicación, y el segundo con respecto al conflicto global entre las empresas norteamericanas por el control de éstas.
Aunque lo sospechaba, hasta hoy, pergeñando en mi mente los diferentes dispositivos que han pasado por mis manos y los diferentes sistemas operativos que he tenido instalados en mis equipos, no he asumido que soy un usuario nicho que en algunos momentos se ha dejado llevar por la marea general. Mi aterrizaje en el entorno Mac era más que previsible. Nunca poseí un Commodore o un Amiga. Tampoco sufrí en mis carnes los horrores de Windows 98, Windows Me o Windows Vista. Pero sí poseí un MSX o viví unos años maravillosos con una distro Mandrake pululando por mi equipo, perdiendo horas y horas de mi tiempo jugando al Sokoban y otros juegos que venían en el CD. Imagínate como sería mi idilio con Linux por aquella época que hasta me regalaron por mi cumpleaños un inmenso manual para ayudarme a recompilar más eficientemente el Kernel del susodicho sistema operativo para mi ajado Pentium a 166 MHz (el último que se fabricó sin las dichosas instrucciones MMX).
Seguro que alguno dirá que estar en Mac no es sinónimo de ser usuario nicho, que es más bien ser un usuario pijo. Nada más alejado de la realidad, los usuarios de Mac siempre han sido como ese irreductible pueblo de galos que se empeña en resistir a la civilización que propugna la mayoría. Por muy valorada que se encuentre la empresa en bolsa y por muchos beneficios que obtenga en la actualidad nunca ha sido capaz de obtener una porción apreciable del mercado y mantenerla en el tiempo salvo en el caso del mercado de los reproductores de mp3, que será enterrado (su declive es obvio para cualquiera) con el sobrenombre de iPod. Lo demás, la historia de siempre. Se presenta un producto innovador en cuanto al uso (no en lo tecnológico) y se vende como rosquillas al principio hasta que la competencia reacciona. El símil que se me viene a la cabeza es el más cacareado del mundo tecnológico, Apple es Beta, el resto VHS. Lo cual no quiere decir que sea mejor, el precio siempre ha sido un factor a tener en cuenta en cuanto al consumidor y Apple nunca ha luchado por un mercado extensivo, ni le interesará nunca, así que dudo que se llegue a ver un iPhone lowcost. Lo que realmente le interesa es su mercado minoritario compuesto por gente con la tarjeta de crédito cargadita. Obviamente hay otras empresas que siguen el mismo patrón, siendo el ejemplo más clamoroso la siempre omnipresente Sony, que después de vivir un momento culminante con el walkman ha sabido reconvertirse para sacarnos los cuartos con su saga de consolas PlayStation.
Por contra, en la lucha global sólo existen tres grandes nombres: IBM, Microsoft y Google. Las cuales han reinado en los últimos 40 años sin que nadie les tosa, salvo tal vez Amazon (me niego a colocar al nuevo gigante azul, Facebook, en esta corta lista, no tiene lo que hay que tener para esta guerra). La primera en reinar fue IBM, pero su asesinato perpetrado al más puro estilo Julio César por Intel y Microsoft ha provocado que se convierta en el Gran Hermano de las patentes, la consultoría informática y el software libre en la sombra (a algo se tienen que dedicar los más de 400000 empleados que posee, aunque nunca lleguen sus gestas a los medios de comunicación). Después llegó el reinado de Microsoft con su sistema operativo Windows instalado en cada computadora del planeta y su suite ofimática como sinónimo de único medio para trabajar con esa misma computadora. Pero en la actualidad nos encontramos en el comienzo del reinado de Google, el cual poco a poco (en sólo 15 años) ha ido acaparando la vida de la mayoría de los usuarios con el todo gratis con reservas. Baste como ejemplo este mismo blog, cuya infraestructura y soporte es un regalo de la propia Google, probablemente con fecha de caducidad, desconocida pero segura. Y como una imagen vale más que mil palabras te dejo este gráfico que confirma hasta donde ha llegado Google a día de hoy (pinchar sobre él para verlo más grande):
Seguro que si se realiza el mismo gráfico dentro de 5 años los porcentajes y las cifras serán más apabullantes. El problema, el de siempre. Es un gigante cuya única forma de crecer es la expansión continua, al igual que el Imperio Romano, con unos cimientos endebles. Su sustento en realidad es la publicidad que ha robado a los medios tradicionales y los royalties por cada sistema Android instalado. La pregunta es qué pasará cuando se encuentre con su primer Windows Vista o el mercado de la publicidad deje de crecer. Por ejemplo hoy había un rumor de que la próxima versión de Gmail para Android contendría publicidad, probablemente el primer aviso de lo que se les viene encima a los usuarios del todo gratis de la plataforma aunque no llegue a ocurrir ni en ésta ni en las subsiguientes revisiones. Pero sin querer entrar en polémicas, el único camino posible para Google para finalizar la década en cabeza es encontrar una forma de monetizar la base instalada, ya sea comprando un generador de contenidos (un estudio de Hollywood o un sello discográfico) o tratando de monetizar las aplicaciones gratuitas (lo del WhatsApp fue un simple aviso de lo que está por venir).
En resumen, por mucho que nos guste ver guerras ficticias entre las grandes empresas mundiales, al final no lo son, ya que compiten en ligas distintas. Apple y Sony son empresas nicho, y Google, Microsoft y Amazon (esta última controla la mayor parte de los servidores que hacen funcionar la Red) son empresas extensivas. Apple nunca venderá un iPad por 200 euros, ni Sony un Vaio por 800 euros, pero si lo harán las otras tres.
Y por cierto, como bien dice el dicho, "nadie da duros a cuatro pesetas, y un arrogante servidor se atreve a completarlo con que a veces el valor añadido vale más de un duro, pese a quien le pese, y eso se nota cuando empiezan los problemas".
Postdata.- Por cierto, que se me olvidaba, ya podéis descargaros la nueva versión de Heart & Slash, con control por teclado incluido, desde aquí. A jugar se ha dicho.
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