Primero quiero pedir perdón por estos dos días sin publicar, pero un asunto de índole personal acaparó todo mi tiempo. De todas formas no creo que te hayas perdido mucho ya que el mundo parece haber entrado en una espiral de grandilocuencia estúpida: Microsoft activando su viejo agente encubierto (o no tanto, se veía venir), Samsung presentando un lamentable reloj (yo hubiese echado al equipo de ingenieros directamente a la calle) que ni se compraría Dick Tracy con un 50% de rebaja, el nacimiento de la panspermia parcial o un senador apoyando una invasión mientras juega al póquer bajo la mesa. Ahora bien, entre tal maremágnum de noticias increíbles me quedo con una que me ha dejado realmente fascinado.
En alguna ocasión he dejado caer en este blog que el único lenguaje de programación que odio es el LOGO, omnipresente en el mundo educativo de todo el planeta. Imagínate si le tengo manía que una de las primeras cosas que hice cuando llegué a Béjar fue borrar cualquier referencia en mis programaciones a éste, sustituyéndolo por mi preferido, el Flowol (diagramas de flujo al poder). De ahí mi asombro cuando hoy me he encontrado con este "Robot Turtles: The Board Game for Little Programmers", un juego de mesa pretencioso donde niños entre 3 y 8 años acompañados por sus padres (esto es casi de ciencia ficción) pueden aprender los entresijos del control de la obediente tortuga, esa a veces esquiva esclava, perteneciente al mundo de LOGO:
No voy a entrar a valorar las increíbles virtudes pedagógicas que encierra semejante juego y que desgrana con locura su creador, Dan Shapiro, a la postre un ingeniero de Google de permiso que ha conseguido por el momento en Kickstarter la friolera de 136885$. No descartaría utilizarlo como material de trabajo si con las reformas de Wert termino dando clase a un grupo de tiernos infantes (algo que ya está pasando en Grecia, donde los profesores suprimidos de secundaria son enviados a cubrir las vacantes de infantil y primaria). Pero por el momento me voy a quedar en el chascarrillo.
Así que aunque semejante anécdota me ha dado un jugosa idea para utilizar con mis alumnos de Tecnología de 4º de la ESO que suelen ahogarse en los sinsabores de la programación con subrutinas, "por el momento voy a seguir castigando con mi indiferencia a esta insidiosa tortuga que nunca quiso convertirse en OVNI".
136885 dólares.
ResponderEliminarPues la película del hijo de David Lynch solo ha recaudado 10.000, una pena. Por lo visto su padre le daría pero se lo gasta todo en laca.
$151,814
ResponderEliminarY subiendo....
ResponderEliminar"Samsung presentando un lamentable reloj (yo hubiese echado al equipo de ingenieros directamente a la calle)"...
ResponderEliminarClaaaaaaaro es que el reloj no lleva una manzanita... si no sería la bomba, Apple habría vuelto a triunfar innovando como nadie y casi parecería que hubiese inventado las horas, los minutos y los segundos...
El reloj no es útil. Pero no porque sea más o menos feo (a mi por lo menos de todos los que hay me parece el más ponible) si no porque llevar un reloj que a medio día puede quedarse sin batería, lo veo una soberana bobada snob.
Cuando haya alguno con baterías que duren semanas, empezaré a pensar cuál compro.
Hombre, curioso si que parece el juego, y por cierto, aunque la tortuga estaba muy asociada a Logo, había otros lenguajes de programación con caracterísiticas similares, como el Pascal (mucho mejor para la enseñanza que el logo, creo yo).
ResponderEliminarY por cierto, si quieres un juego inspirado en la programación (aunque en este caso sea de autómatas) muy curioso, bajate el Cargo-Bot para tu iPad...
Vaya, tiene buena pinta el juego, sí.
ResponderEliminarMe recuerda que deberías probar el SpaceChem (hay versión para iPad, pero el de Mac/PC está mejor). Tiene el mismo rollo pedagógico ero juntado con un aspecto masoca de lo difícil que es...
Y por cierto, con tanta parada de verano he perdido la costumbre de comprobar el blog. Tendré que hacerme a él otra vez.