Como casi todo el mundo cuando tengo que hacer las tareas matutinas pongo el piloto automático y no presto atención a lo que pasa a mi alrededor. Hoy era una de esas mañanas. Salí de casa con una única misión en la mente, sencilla y fundamental a la vez, comprar el pan. No sé porque levanté la cabeza para mirar a mi instituto. Acaso sería para comprobar si seguía allí.
Para mi asombro, en el único cartel publicitario que se encuentra cerca del centro, y que habitualmente está vacío, se podía leer la expresión "acelerador de aprendizaje" a grandes letras. Desperté de pronto de mi modorra intelectual. Era como si estuviese viviendo en uno de esos relatos cortos de Philip K. Dick que tanto me gustan, donde una pequeña variación de la realidad da lugar a la aventura más rocambolesca.
Reenfocando el cartel para poder estudiarlo completamente, me dí cuenta de que se trataba de la publicidad de una conocida franquicia de juegos infantiles y que utilizaba como real el concepto de acelerador de aprendizaje.
El juguete en cuestión se llamaba Teddy Sabio. Sí, el clásico nombre de los osos de peluche. No había pensado hasta el momento que nuestros esponjosos amigos pudiesen ser tontos (¿Cuál es el CI de un osito? ¿Cómo lo mediríamos?). Está pensado para niños con edades comprendidas entre los 3 y 6 años. Espera, no acabo de decir que estaba al lado de un instituto. Pues, una de dos, o que se han equivocado de lugar o que el que lo ha colocado tiene esa clase de humor negro que tanto me gusta, equiparando la edad mental de nuestros alumnos con la esos tiernos infantes que se deslizan entre mis piernas. Un concepto bastante curioso, publicidad reivindicativa, vender un producto a través de un problema social (ahora que me doy cuenta, ¿la publicidad de IKEA no será una llamada subliminal para instaurar la república en España?).
Bueno, investigando un poco por la Red me he enterado de que el juego en cuestión cubre muchos más frentes de los que parecía en primera instancia. Tiene un precio bastante comedido, 14,95 euros (está claro que las monedas de 1 y 2 céntimos pronto van a pasar a mejor vida), y funciona sin pilas gracias a un imán (tranquilo, no viola ninguna de las tres leyes de la termodinámica, que últimamente parecen estar entredicho por legiones de desaprensivos pseudocientíficos). Ambos, factores bastante importantes en esta época de crisis.
Además tiene una duración alucinante, superior a la de muchos videojuegos, gracias a sus 196 preguntas implementadas en 24 tarjetas. Es algo así como un trivial infantil interactivo monousuario (levanta una bandera cuando aciertas la respuesta), que permite aparcar a tu hijo en cualquier sitio sin tener que recurrir a la demonizada televisión. Y dado que entre sus virtudes está acelerar el aprendizaje, quién sabe, a lo mejor en el futuro puedes tener un ganador del Premio Nobel (aunque para esto basta con prometer cosas que no piensas o no puedes cumplir) o al menos adelantarlo un curso, evitando el oneroso coste de los libros de texto.
Ya sabes, si tienes un hijo en este intervalo de edad, "no lo dudes un momento, por menos de 15 euros (en un único pago) puedes obtener este Teddy Sabio, que es a la vez acelerador de aprendizaje, juguete, cuidador y ecológico".
Reenfocando el cartel para poder estudiarlo completamente, me dí cuenta de que se trataba de la publicidad de una conocida franquicia de juegos infantiles y que utilizaba como real el concepto de acelerador de aprendizaje.
El juguete en cuestión se llamaba Teddy Sabio. Sí, el clásico nombre de los osos de peluche. No había pensado hasta el momento que nuestros esponjosos amigos pudiesen ser tontos (¿Cuál es el CI de un osito? ¿Cómo lo mediríamos?). Está pensado para niños con edades comprendidas entre los 3 y 6 años. Espera, no acabo de decir que estaba al lado de un instituto. Pues, una de dos, o que se han equivocado de lugar o que el que lo ha colocado tiene esa clase de humor negro que tanto me gusta, equiparando la edad mental de nuestros alumnos con la esos tiernos infantes que se deslizan entre mis piernas. Un concepto bastante curioso, publicidad reivindicativa, vender un producto a través de un problema social (ahora que me doy cuenta, ¿la publicidad de IKEA no será una llamada subliminal para instaurar la república en España?).
Bueno, investigando un poco por la Red me he enterado de que el juego en cuestión cubre muchos más frentes de los que parecía en primera instancia. Tiene un precio bastante comedido, 14,95 euros (está claro que las monedas de 1 y 2 céntimos pronto van a pasar a mejor vida), y funciona sin pilas gracias a un imán (tranquilo, no viola ninguna de las tres leyes de la termodinámica, que últimamente parecen estar entredicho por legiones de desaprensivos pseudocientíficos). Ambos, factores bastante importantes en esta época de crisis.
Además tiene una duración alucinante, superior a la de muchos videojuegos, gracias a sus 196 preguntas implementadas en 24 tarjetas. Es algo así como un trivial infantil interactivo monousuario (levanta una bandera cuando aciertas la respuesta), que permite aparcar a tu hijo en cualquier sitio sin tener que recurrir a la demonizada televisión. Y dado que entre sus virtudes está acelerar el aprendizaje, quién sabe, a lo mejor en el futuro puedes tener un ganador del Premio Nobel (aunque para esto basta con prometer cosas que no piensas o no puedes cumplir) o al menos adelantarlo un curso, evitando el oneroso coste de los libros de texto.
Ya sabes, si tienes un hijo en este intervalo de edad, "no lo dudes un momento, por menos de 15 euros (en un único pago) puedes obtener este Teddy Sabio, que es a la vez acelerador de aprendizaje, juguete, cuidador y ecológico".
BIEN, AHORA VAMOS A PONER OTRA VEZ LA ENTRADA DE CHUCHI TRADUCIDA CON EL TRADUCTOR CHUCHI-ESPAÑOL
ResponderEliminarque habitualmente está vacío, se podía leer la expresión "acelerador de particulas" a grandes letras. Desperté de pronto de mi modorra intelectual. Era como si estuviese viviendo en uno de esos relatos cortos de Darkel que tanto me gustan, donde una pequeña variación de la realidad da lugar a la aventura más rocambolesca.
El acelerador en cuestión se llamaba Chuchitrón. Sí, el clásico nombre de los ciclotrones de peluche. No había pensado hasta el momento que nuestros esponjosos ciclotrones pudiesen ser tontos (¿Cuál es el CI de un ciclotron? ¿Cómo lo mediríamos?). Está pensado para fisicos con edades comprendidas entre los 30 y 60 años. Espera, no acabo de decir que estaba al lado de un putiferio. Pues, una de dos, o que se han equivocado de lugar o que el que lo ha colocado tiene esa clase de humor verde que tanto me gusta, equiparando la edad sexual de nuestros fisicos con la esos tiernos ciclotrones que se deslizan entre mis piernas.
Bueno, investigando un poco por la Red me he enterado de que el ciclotron en cuestión cubre muchos más frentes de los que parecía en primera instancia. Tiene un precio bastante comedido, 14,95 millones de trillones de euros (está claro que las monedas de 1 y 2 céntimos pronto van a pasar a mejor vida), y funciona sin pilas gracias a un reactor termonuclear de ionizacion regresiva cuantica (tranquilo, no viola ninguna de las tres leyes kepler, que últimamente parecen estar entredicho por legiones de desaprensivos pseudocientíficos).
Además tiene una duración alucinante, superior a la de muchos sincrotrones, gracias a sus 196 electroimanes implementados en 24 anillos. Es algo así como un acelerador infantil interactivo monousuario (levanta una muón cuando aciertas a colisionar 2 protones), que permite aparcar a tu fisico en cualquier sitio sin tener que recurrir a la demonizada television. Y dado que entre sus virtudes está acelerar particulas, quién sabe, a lo mejor en el futuro puedes tener un ganador del Premio Nobel como Obama o Darkel o al menos adelantarlo un curso como a Obama o a Darkel, evitando el oneroso coste de los libros de texto.
Ya sabes, si tienes un fisico en este intervalo de edad, "no lo dudes un momento, por menos de 15 trillones de euros (en un único pago) puedes obtener este ciclotron, que es a la vez acelerador de particulas, juguete, cuidador y ecológico".
Todavía no te habías dado cuenta de lo de IKEA?
ResponderEliminar"Viva la República independiente de mi casa" vale para republicanos, para monárquicos (pues la república sólo sería su casa) y para independentistas. ¿Qué más se puede pedir?
Lo que es más curioso es ese anuncio de las repúblicas independientes (de los primeros) en el que hablaban de reina de la casa...