El alquiler juerguista

Aunque parezca extraño, después de 32 años, todavía Benavente puede asombrarme mediante sus extrovertidos habitantes. Anoche, durante mi furtiva salida en Nochebuena, un amigo me informó del peculiar comportamiento de su hermano últimamente.

Éste sigue viviendo en casa con sus padres aunque trabaje, algo habitual en estos días, donde sumergirse en una hipoteca es cuando menos misión imposible. Por otra parte, está el hecho contrastado de que en esta ciudad existen cientos de pisos vacíos, comprados durante la burbuja inmobiliaria, que están bajando desaforadamente de valor y entrando en el audaz mundo del alquiler. Si ya de entrada el precio de alquilar un piso en Benavente era bajo en comparación con las ciudades que le rodean, imagínate lo que ha pasado con los precios a día de hoy, están por los suelos.

De ahí que vea factible la historia que me estaba contando. Su hermano junto con otro compañero han alquilado un piso para utilizarlo sólo los fines de semana. Es decir que durante la semana viven en casa de sus padres y utilizan el piso la noche del viernes y la del sábado para dormir. Ejem, supongo que harán muchas más cosas que dormir, pero la verdad es que no parece mala idea tener un picadero y peña al mismo tiempo por la irrisoria cantidad de 70-80 euros por barba al mes (ya le estoy sumando la factura de la electricidad y el agua, lo de la calefacción me parece más aventurado, por esa cantidad).

En fin, ver para creer, hasta donde hemos llegado, aunque lo mejor es la excusa que han dado a sus padres para proceder de esta forma, la supuesta lejanía de su casa con respecto a la zona de marcha. Alucinante, "son sólo 15 minutos andando, menos que la distancia entre paradas del metro en Madrid".