A destajo

No me estoy refiriendo a mi nuevo ordenador, todavía no he llegado a alcanzar ni el 15% de la potencia del microprocesador (ahora mismo estoy oyendo un mp3, codificando a velocidad de vértigo un disco entero, descargando con el aMule a todo trapo y escribiendo este artículo), sino a como se encuentran las tiendas de electrónica en estas fechas.

Cuando era niño, los lugares más concurridos durante estas fechas era las jugueterías y las tiendas de ropa. En ellas se veía a decenas de personas atosigando a los dependientes (en su mayoría solamente contratados para estas festividades), que trabajaban a destajo, para conseguir el tan ansiado regalo con el que cumplir con el ritual anual de consumismo desaforado y falsa gratitud. Pero los tiempos cambian y son ahora las tiendas de electrónica las que se encuentran abarrotadas.

Esta mañana fui a cambiar un cable a una conocida tienda de la ciudad y me encontré inmerso en una espectacular revisión de un clásico de la iconografía navideña, la fábrica de juguetes de Santa Claus. En ella circulaban los dependientes como si de duendes se tratasen, cargados de paquetes y evitando con curiosas cabriolas los embates de los deseosos compradores. La verdad es que en este siglo XXI, este tipo de tiendas se ha convertido en una parada obligatoria para todo el mundo. A un niño ya no se le regala un coche de juguete sino un iPod. Obviamente rompí esta idílica escena al realizar mi petición al primer dependiente que quedó libre, en vez de comprar quería trocar.

Y, como no podría ser de otra manera, para concluir esta especie de relato, vamos con el giro inesperado (todos los escritos en esta época tan señalada lo tienen). Después de unos 5 minutos volvió mi servicial dependiente para informarme de que no tenían en el almacén un cable que cumpliese los requisitos que solicitaba, razón por la cual me devolvía el importe del cable que le había traído y me pedía perdón por la situación.

En el fondo, ¿qué cabía esperar de un blog llamado Ucronía latente? Cuando todo el mundo vaciaba sus bolsillos sin remisión en este nuevo templo del consumismo, yo me marché con los míos un poco más llenos. "¿Será una anticipación de qué tengo que esperar unas vacaciones de Navidad distintas este año?"