Es curioso, según va avanzando el verano me voy encontrando con la modernización de las profesiones más antiguas. Si el otro día le tocaba al zapatero que se dedica a reparar mi calzado, hoy le toca al mítico afilador.
El afilador, no confundir con la bebida alcohólica, es el profesional que se encarga de afilar cuchillos o tijeras por un módico precio. Como otra profesiones dedicadas a la reparación de enseres ha sufrido la competencia tanto del usar y tirar como de los programas de teletienda.
¿Por qué te estoy hablando hoy del susodicho afilador? La razón es muy sencilla: ha vuelto a visitar mi barrio, en Benavente, como lo ha hecho desde que tengo uso de razón. A la misma hora y con la misma musiquita de siempre. No he bajado a comprobar si se trataba de la misma persona (me imagino que el viejo afilador que conocí en mi niñez ya se habrá jubilado), pero resulta curioso que todavía alguien siga manteniendo el mismo ritual y pueda vivir de ello.
Según mi madre, que miró por la ventana, ahora va en una furgoneta. Atrás quedan los tiempos donde tenía que utilizar una bicicleta (como puedes ver en la foto que ilustra este artículo) o un moderno ciclomotor (menudo descanso para sus fatigados pies).
En fin, supongo que al menos, si la gente todavía no se ha vuelto estúpida integral, algunas profesiones están teniendo un pequeño resurgir con esta crisis, "aunque, tal vez, sea el último aliento antes de perecer en el olvido".
¿Por qué te estoy hablando hoy del susodicho afilador? La razón es muy sencilla: ha vuelto a visitar mi barrio, en Benavente, como lo ha hecho desde que tengo uso de razón. A la misma hora y con la misma musiquita de siempre. No he bajado a comprobar si se trataba de la misma persona (me imagino que el viejo afilador que conocí en mi niñez ya se habrá jubilado), pero resulta curioso que todavía alguien siga manteniendo el mismo ritual y pueda vivir de ello.
Según mi madre, que miró por la ventana, ahora va en una furgoneta. Atrás quedan los tiempos donde tenía que utilizar una bicicleta (como puedes ver en la foto que ilustra este artículo) o un moderno ciclomotor (menudo descanso para sus fatigados pies).
En fin, supongo que al menos, si la gente todavía no se ha vuelto estúpida integral, algunas profesiones están teniendo un pequeño resurgir con esta crisis, "aunque, tal vez, sea el último aliento antes de perecer en el olvido".