Buitres al acecho

Esta tarde me ha pasado algo inaudito. He tenido dos llamadas del mismo operador de telefonía, Jazztel, mi vieja compañía. Ya sé que es un hecho habitual en la mayoría de hogares españoles, pero es que en esta ocasión se han pasado un poquito.

Desde que he vuelto obligado a Telefónica (era la única que me daba servicio en mi edificio) he perdido la identificación de llamadas, razón por la cual me encuentro algo desprotegido en cuanto recibo una llamada al teléfono fijo. No puedo discernir si la llamada es importante o no.

Bueno, pues esta tarde cojo una primera llamada de Jazztel y le explico a la operadora que tenía contrato con ellos hasta julio pasado pero que me dí de baja al no poder proporcionarme un traslado de línea. De ahí que al darme de alta de nuevo con Telefónica haya quedado sujeto a una permanencia de un año (bastante dolosa por cierto). ¿Por qué perdí el tiempo explicándole todo esto? Pues porque pensé que me borraría de la base de datos al ser imposible darme de alta en su servicio en los próximos 10 meses. Craso error, no mediaron ni 45 segundos cuando el teléfono volvió a sonar y me encontré enfrentado a otra operadora distinta de Jazztel tratando de venderme el mismo producto. Lo más gracioso del tema es que cuando le dije que me acababan de llamar se indignó la buena señora, y eso que fui bastante educado.

En fin, de todo esto saqué dos enseñanzas sobre el proceder de Jazztel (de cuyo servicio nunca he tenido queja, es el mejor del país). La primera es que llaman indiscriminadamente a todos los números de teléfono de la guía, algo que ya intuía después que me llamasen una vez ya dado de alta con ellos. Y la segunda es que el equipo que gestiona su sistema informático está compuesto por verdaderos inútiles: no son capaces de discriminar en el centro de datos los números que acaban de marcar, no tienen marcadas las nuevas altas de Telefónica con algún tipo de banderita (todas las de los últimos meses tienen permanencias de 12 meses), no tienen tampoco otra banderita que les diga la razón por la cual alguien se ha dado de baja de su servicio, etc. "Leches, que son cuarenta líneas de código de mierda que favorecerían grandemente la labor de sus esclavas, perdón, operadoras, y que además redundaría en la imagen de la compañía".