Hoy es uno de esos días que olvido que soy funcionario. Salí de casa a las 10 de la mañana para ir a trabajar. Terminé a las 3 de la tarde. Luego tuve que ir a comer a un restaurante conocido de la ciudad porque tenía grupo de trabajo. Pasé un rato por casa a dejar el maletín y luego me fuí a otro instituto del cual salí a las 9 de la noche bajo una tormenta tremenda (esa que veías en el partido: Real Madrid - Barcelona; hacia las 10:30).
Pero retrocedamos un poco en el tiempo (lo cual agradecerán Inzert y Rubenín). En el restaurante me ocurrió una de esas escenas que solamente pueden ocurrir en Ávila. Suelo ir siempre al mismo, por lo tanto ya conozco a los camareros y charlo con ellos cuando hay poco público en el local.
La conversación del día surgió a partir de uno de los titulares del Telediario: "La victoria de Obama en Carolina del Norte y la victoria de Hillary Clinton en Indiana". Mientras comentabamos que el sistema de primarias estadounidense sería muy complicado de aplicar en España, observé que una pareja de mediana edad, en la mesa de al lado, escuchaba con creciente interés nuestra conversación.
Voy a ponerte en antecedentes para que entiendas la situación que se dió posteriormente. Ávila es el feudo del Partido Popular. Nunca ha abandonado el ayuntamiento desde que se instauró la democracia y en las elecciones generales obtiene cerca del 55% de los votos. Esto da lugar a que ocurra un hecho muy curioso: la gente en el resto de España habla de política con cierta fruición mientras que en Ávila se produce una especie de baile hasta que has ubicado políticamente a tu interlocutor.
El problema que tenía la pareja era que la conversación discurría en términos generales, sin dar ninguna pista de nuestra afiliación política. Pero el ansia de intervenir en ella era mucho mayor que las precauciones habituales. Por lo tanto la mujer se arriesgó y dijo: "El cambio a veces es bueno, no puedes valorar la otra opción sin probarla. ¡Mira! Por ejemplo en Ávila siempre han gobernado los mismos". Les premiamos integrándoles en la conversación. Sólo duró veinte minutos y nunca llegamos a presentarnos, pero creo que les alegró y liberó. Es algo complicado ser de izquierdas en Ávila. El tema de la conversación derivó hacia el sistema electoral español comparado con el estadounidense y el italiano, es decir que seguimos hablando en términos generales. Esto ocurrió gracias a una pequeña pirueta dialéctica que yo mismo realicé.
Lo que esa pareja probablemente nunca sabrá es que: "mi interlocutor era un defensor de la más recalcitrante derecha abulense y yo un mal denominado socialdemócrata de salón. O sea, que les hice un pequeño favor por tal valentía."
La conversación del día surgió a partir de uno de los titulares del Telediario: "La victoria de Obama en Carolina del Norte y la victoria de Hillary Clinton en Indiana". Mientras comentabamos que el sistema de primarias estadounidense sería muy complicado de aplicar en España, observé que una pareja de mediana edad, en la mesa de al lado, escuchaba con creciente interés nuestra conversación.
Voy a ponerte en antecedentes para que entiendas la situación que se dió posteriormente. Ávila es el feudo del Partido Popular. Nunca ha abandonado el ayuntamiento desde que se instauró la democracia y en las elecciones generales obtiene cerca del 55% de los votos. Esto da lugar a que ocurra un hecho muy curioso: la gente en el resto de España habla de política con cierta fruición mientras que en Ávila se produce una especie de baile hasta que has ubicado políticamente a tu interlocutor.
El problema que tenía la pareja era que la conversación discurría en términos generales, sin dar ninguna pista de nuestra afiliación política. Pero el ansia de intervenir en ella era mucho mayor que las precauciones habituales. Por lo tanto la mujer se arriesgó y dijo: "El cambio a veces es bueno, no puedes valorar la otra opción sin probarla. ¡Mira! Por ejemplo en Ávila siempre han gobernado los mismos". Les premiamos integrándoles en la conversación. Sólo duró veinte minutos y nunca llegamos a presentarnos, pero creo que les alegró y liberó. Es algo complicado ser de izquierdas en Ávila. El tema de la conversación derivó hacia el sistema electoral español comparado con el estadounidense y el italiano, es decir que seguimos hablando en términos generales. Esto ocurrió gracias a una pequeña pirueta dialéctica que yo mismo realicé.
Lo que esa pareja probablemente nunca sabrá es que: "mi interlocutor era un defensor de la más recalcitrante derecha abulense y yo un mal denominado socialdemócrata de salón. O sea, que les hice un pequeño favor por tal valentía."
"Pero retrocedamos un poco en el tiempo (lo cual agradecerán Inzert y Rubenín)."
ResponderEliminar¿Sólo un poco? a los primeros años de la decada de los 90 diria yo.
Buf, a mí se me olvida el ambiente político que se respira en Ávila, y mira que hablo desde Burgos -que de progre no tiene nada-, menos mal que de vez en cuando quedo con una amiga que trabaja en Las Navas del Marqués y me recuerda los de las pulseras con aguiluchos, las fotos de Franco en las carpetas, el racismo... Una cosa bastante extraña, pero bueno, afortunadamente NO todos son así, lo que pasa es que estos se dejan ver más... un besote, te sigo todos los días
ResponderEliminar¿Ingeniería social? ¿Nanomedición lingüística? ¿Harry Potter en el Cádiz de Portero? ....juas juas juas (sufriendo volcado de memoria cerebral, preparen sus oblongos culos porque llega Billy Puertas)
ResponderEliminarPues no estuvo mal el partido de ayer... estuvo bien justo hasta que empezo el partido, cuando me pase por la entrada del palco del Bernabeu y alli estaba Pilar Rubio (la de "Se lo que hicisteis", la que ha sido recientemente admirada como mujer mas sexy del mundo)... Y es que viviendo a unos 500 metros del Bernabeu no pude resistirme a introducirme entre esa horda de recalcitrantes madridistas en la que se habian convertido los aledaños del estadio una hora antes del comienzo del partido... Y sali vivo.
ResponderEliminarIgual he exagerado "un poco" con eso de "...a unos 500 metros..."
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