El vídeo de la vergüenza y sus consecuencias

Hoy me he encontrado al abrir El País una noticia que hacía referencia a un vídeo en que se veían a unos marines orinando sobre los cadáveres de tres afganos. Pensé en primera instancia que tendría que conformarme con la demoledora fotografía que acompañaba el artículo, que el vídeo habría sido retirado inmediatamente como prueba en la más que probable investigación de tan deplorable acto. Mi sorpresa ha sido mayúscula al haber podido verlo y comprobar que en principio seguirá colgado sine die.

El corto vídeo que vas a ver puede constituir otro pasaje en el punto de inflexión que está sufriendo la Historia de la Humanidad:

Ya sé que va en la línea de los que se vieron de la cárcel de Abu Ghraib, pero es otra gota a añadir a un vaso cada vez más colmado. Es otro hecho que hubiese pasado desapercibido sino nos encontrásemos en un mundo altamente interconectado. Lo triste del tema es que los dirigentes norteamericanos se han aprestado a repudiar las imágenes, faltaría más, pero el daño ya está hecho. La imagen de Occidente, ese Occidente que trata de vender la democracia al resto del mundo, está cada vez más dañada. Y si eso lo sumamos a la percepción de que los Estados Unidos se encuentran en decadencia, no militar pero si económica, y Europa está entrando en una especie de ostracismo al más puro estilo japonés, no es de extrañar que las crisis y focos de tensión se multipliquen, lo que podría llevar a Occidente a un terrible enrocamiento.

Tal vez suene a apocalíptico, pero parece que la ola de humanismo y democracia que inundó Occidente al finalizar La Segunda Guerra Mundial (los horrores que se perpetraron en ésta lo exigían) se está agostando por momentos. Basta con mirar las noticias que hoy jalonan los periódicos: el candidato republicano repudiando el estado de bienestar europeo, la parálisis del proyecto europeo y el avance de la ultraderecha en toda Europa (casos de Francia y Hungría). Así que no sería despreciable que en el nuevo mundo que se abre camino a lo largo de este siglo se repitiesen los mismos errores que nos llevaron a dos guerras mundiales: el aislacionismo norteamericano, la revuelta de las viejas colonias (antes políticas ahora económicas) y el fascismo tecnocrático en Europa, edulcorado, pero en el fondo fascismo (las proclamas de nuestro dirigentes políticos actuales no son muy distintas de las que vociferaban personajes como Hitler o Mussolini, ellos también lo hacían todo por el bienestar del pueblo).

Aunque hay un rayo de esperanza para mis conciudadanos. Si algo a demostrado la Historia de este país en los últimos 1300 años es que siempre vamos con el paso cambiado con respecto al resto de la Historia de la Humanidad: mientras Europa se encontraba en pleno feudalismo, España se enfrentaba a una eterna Reconquista; mientras se conformaban los estados modernos, España construía el mayor Imperio de la historia (con pies de paja, pero el mayor); mientras los estados europeos daban el salto a la industrialización y creaban las primeras democracias, España se enfrentaba a un proceso de descolonización sin parangón y rescataba monarcas; mientras los estados europeos se sumergían en el fascismo y jugaban a dibujar fronteras, España probaba la república; mientras en mundo se encontraba en guerra, España se aislaba del resto; mientras en el mundo se teñía de democracia o comunismo, España continuaba siendo fascista; y mientras en los años 80 se imponía el conservadurismo y la mano dura en Occidente, España era el paraíso de la izquierda.

Así que me voy a atrever a hacer un pequeño pronóstico, si Occidente empieza a caminar de nuevo por los derroteros más tenebrosos de su historia, España probablemente se volverá a convertir en una especie de isla donde reine la tolerancia, la democracia y la igualdad. A lo mejor estos cuatro años de Rajoy se consuman en la rotura PP en varios partidos que representen la diferentes facciones que éste aúna en una estructura casi monolítica (algo bueno se podría sacar de este horror que vamos a sufrir). Sólo en España se podría concebir un partido abarque ideológicamente la ultraderecha, el liberalismo y el indeciso centro. O sea, "que puede haber luz al final de este túnel, del cual lo único que sabemos por el momento es que vamos a tardar 1409 días en recorrerlo".