viernes, 16 de marzo de 2012

El auto-regalo que tardó dos meses en llegar

En más de una ocasión se me ha acusado de ser Apple-adicto, pero eso no es verdad, como he dicho en innumerables ocasiones suelo comprar aquellos equipos tanto informáticos como audiovisuales que cubren mis necesidades. Además sigo a rajatabla una máxima, mientras un aparato siga cumpliendo su función no puede jubilarse hasta su muerte. Esto provoca que a los ojos de la mayoría de mis amigos parezca una especie de usuario algo pirado, dado que mi imponente iMac de 27 pulgadas convive en casa con un ya ajado portátil Acer TravelMate 4001WLMi de siete años y medio de edad (que funcionó dos años como vídeo y otros dos años estuvo conectado las 24 horas del día a Internet) o un teléfono SIEMENS de los blanquitos con pantalla monocromo que lleva conmigo ocho años y tres meses (este ya se ha convertido es una especie de reliquia que da un poco de vergüenza enseñar en el control de los aeropuertos junto con el iPad).

Otra máxima que sigo en la compra de mis gadgets es investigar hasta la saciedad sus características y como se acoplaría a mis quehaceres diarios. La verdad es que no soy un comprador compulsivo y no suelo comprar lo primero que me entra por los ojos. Suelen pasar varios meses desde que un producto sale a la calle hasta que lo compro. A día de hoy los utilizo todos en diferentes situaciones, ya sea el iMac para escribir estas líneas, el iPad para trabajar en el instituto y leer a diario infinidad de blogs, el portátil durante mis vacaciones en Benavente o el teléfono móvil durante mis idas y venidas por el mundo entero (ya sé que está casi siempre en casa, y eso explica su larga duración).

Bueno, hace cuatro meses me empecé a encontrar con que mi pequeño disco duro multimedia, uno de esos Woxter de primera generación, había llegado al límite. Las nuevas actualizaciones de códecs como xvid o divx le superaban, ralentizando en ocasiones el sonido durante su visualización o en otras simplemente negándose a reproducirlos por su resolución. Obviamente la solución estaba en recodificar los vídeos en cuestión para que fuesen más digeribles para éste dado que no existía ninguna actualización del firmware que lo solucionase (lo tengo desde hace 5 años, en mi casa la obsolescencia programada no es demasiado problema, de entrada éste va a pasar a convertirse en un disco duro de respaldo). Así que me lancé a la búsqueda de un reproductor multimedia que cubriese mis necesidades, que por cierto te van a dejar un poco alucinado: tenía que poder reproducir todos los formatos de vídeo posibles, tener pinta de que tendría actualizaciones durante un intervalo de tiempo apreciable, tener salida de vídeo compuesto para poder conectarlo a mi maravilloso televisor de tubo (uno de los últimos que salieron, sólo tiene 6 añitos) y un HDMI para poder conectarlo a mi cámara de vídeo de alta definición, que pudiese conectarse vía Wi-Fi con la Red local que tengo montada en mi casa siendo indistinto que el dispositivo que compartiese los ficheros fuese un Mac o un PC, y que además fuese pequeño y barato. ¡Vamos! Que buscaba el Santo Grial de los reproductores multimedia.

Durante los últimos meses del año pasado me dediqué a buscar con ahínco por Internet este aparato soñado. Obviamente descarté las soluciones que me proponían las grandes empresas dedicadas al ramo, ya que casi todas carecían de algunas de estas características y las que las poseían eran dispositivos que se movían en el rango de los 300 euros, una verdadera salvajada. Por si te lo estás preguntando, el Apple TV se cayó pronto de la lista dado que carece de conexión de vídeo compuesto. Y fue al volver de las vacaciones de Navidad cuando me encontré con una solución compuesta, que abre todo un insospechado abanico de posibilidades nuevas que todavía no he explorado al completo, a un precio inmejorable. Sólo tenía un pequeño problema y era que había que comprarla directamente al fabricante, su coste a través de tiendas como Amazon se duplicaba, acercándose de nuevo a los famosos 300 euros de los que te hablaba anteriormente. Me estoy refiriendo al combo formado por el Moboplay y el Wireless Media Stick de HSTi, una pequeña empresa canadiense. Ya sé que con esos nombres suena a estafa barata pero lo que puedes conseguir con este combo o por separado es simplemente surrealista.

El primero, el Moboplay, es un reproductor multimedia que soporta Blu-ray, M4V, MOV, HDMOV, RM, MKV, MP4, XVID, AVI, WMV, MPEG, M2TS, WMV, FLV y DAT hasta 1080p, qué no es nada, y cuyo tamaño puedes apreciar en la siguiente fotografía. Además no deja nada a la imaginación, todo está ocupado por multitud de conexiones, útil en casi cualquier situación que puedas concebir:





Por otro lado, el Wireless Media Stick es un pendrive inalámbrico cuyo funcionamiento es simplemente fascinante. Este presenta al dispositivo al que está conectado una estructura con todas las carpetas que tengas compartidas en la Red Local, dígase, que el dispositivo lo ve como un simple pendrive de un Terabyte (ese es el máximo que puede gestionar) y por lo tanto sólo tienes que cambiar las carpetas que compartes en el ordenador de referencia. Además es compatible con casi todos los sistemas operativos del mercado: Windows, Mac OS X, Linux, Android y Blackberry (por ahora con iOS no lo es oficialmente, aunque con jailbreak sí). Si a esto le sumas que ambos tienen un buen ritmo de actualizaciones te puedes imaginar mi alegría cuando los conecté dos meses después de comprarlos.


Pues ese ha sido el único punto negativo, después de comprar la pareja por Internet al fabricante por 90 euros con gastos de envío incluidos empezó mi pequeña odisea. Primero me llegó un correo del fabricante informándome que dada la gran demanda de los dispositivos en cuestión se habían quedado sin stock, o sea que primero tuve que esperar a que los fabricasen en extremo oriente, después los enviasen a Canadá y por último me los reenviasen a aquí. En definitiva cinco semanas de espera. Y aquí podría haber acabado la aventura, pero mira tú por donde que en la Aduana de Barajas decidieron que se trataba de una importación extraña y los almacenaron. Así que durante la siguiente semana me encontré en el móvil llamadas de un número que no conocía hasta que un día coincidió que estaba en casa y cogí la llamada. Era TNT para contarme lo que había pasado con el envío y que tenía que hacer para sacarlo de la Aduana. Bueno, después de medio rellenar un impreso incomprensible y escanear mi firma (para que luego hablen de la firma digital) lo envié mediante un correo electrónico a TNT y cinco días después llegaron al fin a mis manos después de dejarme otros 40 euros en el tema aduanero. En resumen, que al fin el combo me costó 130 euros, 70 menos de lo que me hubiese costado adquirirlo por Amazon.

Y puedo decirte que funciona de maravilla si obviamos la pésima traducción de los menús del reproductor al castellano y su aspecto. Para que te hagas una idea, mientras el gestor de ficheros es cutre a dolor el de subtítulos parece sacado de una película de ciencia ficción, con opciones que desearían tener reproductores más profesionales y una implementación excelente. Por cierto, que tuvo su gracia configurar Samba en el leoncito de Mac, aunque sólo tardé 10 minutos. Y si te estás preguntando si es verdad el tema de los códecs soportados aún no he encontrado ninguno que no pueda reproducir, siendo la reproducción siempre suave, sin saltos.

En fin, te contaba todo esto por eso de que en más de una ocasión se me tacha de Apple-adicto, pero puedes ver que no lo soy, "aunque me hace gracia poseer uno de esos pocos dispositivos que no soportan el Airplay de Apple pero sí el de Android y Blackberry, menudo desperdicio estará pensando más de uno que esté en casa de este impresentable".

7 comentarios:

  1. Resumeme en un comentario que has comprado, porque solo leo Siemens

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  2. Chuchi es moderno con la tecnologia, solo compra a empresas indies.

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  3. Fredy esta aburridisimo. Se esta leyendo este tocho con el movil

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  4. Lo he dejado cuando he llegado a Siemens...
    Por dios prefiero hasta jugar a la pocha.

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  5. Ganó Rk2 la pocha con florerillo.

    ¿Pa que sirve el aparato?

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  6. El ministro de cultura y viajes espaciales José Ignacio Warp.

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